DESIGNACIÓN. Tony Snow, ayer junto a Bush. / AFP
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Bush nombra a un comentarista de la Fox portavoz oficial de la Casa Blanca

El presidente elige a Tony Snow, un 'showman' conservador para refrescar la imagen de su Gabinete

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En virtud de una complicada pirueta desde el imperio multimedia de Rupert Murdoch en EE. UU. hasta el podio de la Casa Blanca, el contumaz tertuliano, provocador comentarista y esporádico periodista Tony Snow fue nombrado ayer secretario de Prensa de George W. Bush, uno de los puestos más visibles en la política estadounidense vacante tras la forzada dimisión de Scott McClellan.

El cambio se produce dentro de la limpieza de primavera en el núcleo duro de colaboradores del presidente que esta semana ha vuelto a tocar un nuevo fondo en sus descalabrados índices de popularidad con un respaldo a su gestión limitado al 32%, según los últimos sondeos.

Con fama de 'showman', y experiencia política de primera mano como responsable de los discursos presidenciales de Bush padre, el nombramiento de Tony Snow rompe con la tradición de elegir figuras comedidas y no procedentes directamente del periodismo profesional para ejercer como portavoces del Gobierno de Estados Unidos. En algunas de sus recientes columnas de opinión, esta telegénica estrella del movimiento conservador no habría dudado en reprochar pasividad, complejos y falta de dirección a su nuevo jefe.

Con humor

Durante la presentación de Snow, Bush intentó desinflar el tremendo bagaje opinativo de su flamante ayudante recurriendo al humor: «Le he preguntado sobre esos comentarios y me ha dicho que debería haber escuchado lo que decía de la oposición». En ese tono de nota de ironía calculada, el presidente también indicó a los periodistas: «Tony ya os conoce a la mayoría, y a pesar de ello ha aceptado el puesto».

En los últimos días, Snow se habría asegurado de que tendrá acceso al proceso de toma de decisiones de la Casa Blanca y línea directa con el Despacho Oval. Privilegios no visibles en su dimisionario antecesor, cuya credibilidad había quedado en evidencia al insistir en que ningún alto cargo del Gobierno estaba vinculado al escándalo de la espía delatada.

El desembarco de Snow a sus cincuenta años en la Casa Blanca se produce en lo que se considera como el peor momento de la presidencia de Bush, complicado por la guerra de Irak, los precios de la gasolina y las perspectivas de un gran batacazo del Partido Republicano en las elecciones legislativas que se celebrarán este año. Aún así, el presidente dejó ayer claro cual es la división de competencias en su equipo: «Mi trabajo es tomar decisiones y su trabajo es explicar esas decisiones a la prensa y el pueblo de Estados Unidos».