APOYO. Este grupo de profesionales de la Delegación de Igualdad trabaja a diario contra la violencia de género. / TAMARA SÁNCHEZ
Jerez

Jerez acoge un taller pionero dirigido a niños víctimas de la violencia doméstica

Menores de entre 8 y 10 años participan en este iniciativa dividida en 20 sesiones repartidas en cinco meses El objetivo de este proyecto es enseñar a estos pequeños y a sus madres a superar situaciones de maltrato

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Más de una veintena de mujeres han muerto en lo que llevamos de año a manos de sus parejas debido a un tipo de terrorismo que parece que no finalizará por el momento. Dentro de muchos hogares no existen treguas, y los procesos de paz son meros espejismos que duran muy poco. Pero las víctimas no son sólo estas esposas, novias o parejas, en muchas ocasiones, los hijos de estas uniones inestables se transforman en auténticas víctimas que necesitan también ayuda.

Un grupo de técnicos de la Delegación de Igualdad y Salud, ha sido en todo momento conscientes de ello y por este motivo ha decidido poner en marcha un taller que bajo el nombre Aprende a Salir del Sombrero, va destinado a «estos locos bajitos» que necesitan volver a aprender a vivir con tal sólo 8, 9 ó 10 años.

Antonio, Pedro, Javier, Nuria, Carmen, Juanjo y Viña son el equipo humano encargo de llevar a cabo esta iniciativa pionera en Andalucía y que intentan «encender el interruptor de estos chicos para que ellos por sí mismos y con sus propios recursos comiencen a ver las cosas desde otro punto de vista al que están acostumbrado», como sostiene Antonio, el coordinador del proyecto.

Así pues, los niños son los que tienen que encontrar sus propios recursos para afrontar determinadas situaciones futuras. De esta forma, la mejor manera de trabajar con ellos «es hacerlo sin sus madres. Ellos solos deben aprender a superar sus dificultades y temores siempre desde el humor y la creatividad, elementos importantes que ayudan a afrontar ciertas situaciones».

El programa consta de unas veinte sesiones donde los pequeños comienzan a trabajar en una serie de talleres. «El primero de estos trabaja la expresión corporal para que aprendan a expresar sus sentimiento, los echen fuera y sepan canalizar la agresividad. El segundo taller trabaja el humor a través de cuentos, mientras que en el tercero, mediante los malabares y la magia, enseña a superar situaciones que parecen complicadas gracias a la creatividad. Y el siguiente taller es el de teatro». Entre taller y taller existen sesiones de enlace donde los pequeños analizan de forma detalla todo aquello que han aprendido.

El papel de las madres

Asimismo, y mientras que los niños van pasando por las diferentes bases del programa, las madres, de forma paralela, también participan en el taller en sesiones ajenas a las de sus hijos.

A ellas también se les enseña a afrontar ciertas situaciones, aunque esta vez, todas estas están directamente relacionadas con la educación de sus hijos. Nuria insiste en que el trabajo que tanto Carmen como ella realizan con estas mujeres «es algo muy básico, intentamos descubrir con ellas a sus propios hijos para que pueda potenciar la relación existente con ellos».

Y es que hay que tener en cuenta que muchas de estas mujeres están en situaciones muy delicadas. Así, en las reuniones se apoyan entre ellas y comparten experiencias por lo que estos encuentros les sirven a modo de terapia, «aunque éste no sea el objetivo fundamental de estas reuniones semanales».

La acogida que ha tenido el proyecto ha sido altamente positiva, por ello, «tenemos previsto que este taller vuelva a desarrollarse en próximos años para trabajar con estos chicos y también con en chavales más mayores», como afirma el coordinador del proyecto.