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La izquierda logró su máximo histórico, pero 'Il Cavaliere' resistió

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Los resultados definitivos de ayer permitieron por fin sentarse a hacer números y lo que salta a la vista es que La Unión de Prodi ha registrado el mejor resultado de la historia de la izquierda italiana, con una subida de 2,5 millones de votos respecto a 2001. Y menos mal, porque aún así la coalición de Berlusconi ha resistido el golpe formidablemente y ha sacado incluso medio millón de votos más que en los anteriores comicios. Es decir, el centroderecha casi no se ha movido (obtiene 18,9 millones de votos, frente a 18,4), y la victoria del centroizquierda se basa en una remontada sin precedentes (19 millones desde los 16,4 de 2001). Resultado: un increíble empate que Prodi superó por un pelo.

La otra gran incógnita de la cita electoral era comprobar si los italianos castigaban o no a Berlusconi. La verdad es que él personalmente -o su partido, Forza Italia, que es lo mismo- ha perdido casi dos millones de votos (del 29,4% al 23,7%). Sin embargo, se han repartido por el resto de sus aliados, sobre todo la democristiana UDC, el elemento más moderado de la derecha.

En resumen, a Prodi no se le puede decir que ha fracasado, porque ha logrado un resultado sin precedentes, pero no ha convencido a la otra mitad de los italianos ni ha robado un milímetro de espacio de centro a la derecha. No ha sido una alternativa sólida a Il Cavaliere, que sigue vivo y coleando. Su campaña agresiva y su control de la televisión han sido de nuevo determinantes. Los verdaderos triunfadores de La Unión son los pequeños partidos más contestatarios de la izquierda radical, como los comunistas y los Verdes, que han aumentado varios puntos. Precisamente es el flanco donde se alimentan las dudas de la estabilidad del futuro Gobierno. Los analistas atribuyen el fenómeno a que Prodi ha tenido éxito entre los jóvenes, pero no ha sabido llegar al electorado empresarial del norte.

Lo irónico de estas divertidas elecciones es que al final Berlusconi ha perdido por dos de sus propios trucos: el nuevo sistema electoral y el voto de los italianos del extranjero. «Berlusconi ha hecho dos cosas para hacer una faena a la oposición en las elecciones y le han salido mal», se reía ayer el politólogo Giovanni Sartori. Según los expertos, con el antiguo sistema habría ganado al menos en el Senado.

En cuanto al voto del extranjero, es una novedad introducida y largamente peleada por el ministro Mirko Tremaglia, cuya labor al frente de la cartera de Italianos del Extranjero se ha basado en lograr este derecho. Pensaba contar con un vivero de la derecha y el fascismo, pero se ha equivocado totalmente. Además, como señala Prodi, no están expuestos a la presión mediática de Italia que controla el magnate televisivo.