Los jugadores del Espanyol celebran uno de los goles. / EFE
victoria en la final por 4-1

El Espanyol roza la perfección ante el Zaragoza y levanta su cuarta Copa

La final dejó tres goles en los primeros 45 minutos en un Santiago Bernabéu abarrotado por las dos aficiones

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En la Copa no valen favoritismos ni trayectorias ligueras. Eso ha demostrado el Espanyol después de arrollar al Zaragoza en la final del Santiago Bernabéu por 4-1. Tamudo, Coro y Luis García por partida doble fueron los autores de los goles blanquiazules. Seis años después los periquitos logran su cuarta Copa del Rey. Los maños, después de eliminar a tres grandes, se han quedado a un paso de repetir el éxito de 2004.

El primer tiempo fue eléctrico. El lógico de una final de Copa. Ni clásicos, ni derbis. La final de Copa es el partido más hermoso del año. Repleto de entusiasmo en la grada, animado en las horas previas por las calles de Madrid. Todo un escaparate para presumir de equipo y de ciudad en un Bernabéu, donde Raúl Tamudo e Iván de la Peña pusieron la diferencia. Escoltados por un Luis García encomiable.

El Espanyol respiró enseguida. Al minuto de juego, una falta de libro lanzada por el maestro De la Peña, se estrelló en el larguero y el rechace lo cabeceó Tamudo a la red. Que Tamudo es la bandera y el escudo del Espanyol no hay duda. Es más, Tamudo es un futbolista hecho para triunfar en su club y se hace difícil verle con otra camiseta. La lió en la final de Valencia en 2000 a Toni, entonces portero el Atlético de Madrid. Hoy Toni, lo que es la vida, vio el triunfo del Espanyol en la grada del Bernabéu como empleado del club de Montjuic. Y no paró de hacerse fotos a la entrada del estadio.

Tocado desde los primeros minutos

Al Zaragoza le costó llevar la iniciativa. El gol tan madrugador dejó al equipo de Víctor Muñoz repleto de dudas. No hubo gran fútbol. Normal en este tipo de escenarios. Hubo tensión ilimitada. Eso sí. En cambio, el Espanyol explotó los dos o tres detalles que tiene con inteligencia. El 'trivote' -Ito, Costa, Fredson- dejó vivir a De la Peña en una posición de enganche donde él es feliz. El Espanyol, en cambio, sufrió en los balones que debían ser territorio de Kameni. Capaz de lo mejor y de lo peor, Kameni dejó que Ewerthon apareciera para empatar (1-1).

Cinco minutos sólo le duró la alegría al cuadro aragonés. Porque enseguida Iván buscó desmarques de ruptura de Tamudo, que llevó el caos al Zaragoza cuando se echó al costado izquierdo. En uno de ellos, Tamudo puso un balón de manual a Luis García, que de perfecto cabezazo hizo el 2-1. Un gol perfecto. Máxima eficacia en ambos clubes. Tres remates serios, tres goles. Tras el descanso, Ewerthon tuvo enseguida la igualada, pero mandó un balón claro arriba. Víctor Muñoz movió sus piezas. Sacó a Savio por Oscar. Y quiso revolucionar las bandas. Cani se echó a la derecha y Savio ocupó su sitio natural en la izquierda.

El desconcierto de César

El Zaragoza tuvo la posesión, con Cani al límite. Tiene muy buena pinta Cani. Premiado esta semana por Luis Aragonés con su cita en la selección, demostró que le gusta asumir riesgos. Sin embargo, a Miguel Ángel Lotina le salió bordado el partido. Coro 'mató' la final con una contra letal. Cuando el Zaragoza más agobiaba, De la Peña trazó un pase magistral al hueco y Coro fulminó a César. Era el 3-1, con poco más de un cuarto de hora para el final.

Hubo tiempo para la impotencia de César, el portero del Zaragoza. En un gesto extraño y fuera de lugar, dejó a su equipo con diez tras ser justamente expulsado por provocar al público. A Valbuena, el portero suplente, no le hizo ninguna gracia la actitud de su compañero. Luis García tuvo incluso tiempo de mandar un balón al palo y de culminar el 4-1 con un disparo raso y cruzado. Luis García firmó una noche memorable. Lotina puede presumir de título. Cuando tenía 20 años, vio la famosa final del 77 en el Vicente Calderón. Jugaba su equipo, el Athletic de Bilbao, contra el Real Betis. Aquella noche se fue llorando del 'gallinero' como miles de bilbaínos. Hoy cambió el llanto por la alegría.

El primer tiempo fue eléctrico. El lógico de una final de Copa. Ni clásicos, ni derbis. La final de Copa es el partido más hermoso del año. Repleto de entusiasmo en la grada, animado en las horas previas por las calles de Madrid. Todo un escaparate para presumir de equipo y de ciudad en un Bernabéu, donde Raúl Tamudo e Iván de la Peña pusieron la diferencia. Escoltados por un Luis García encomiable.

El Espanyol respiró enseguida. Al minuto de juego, una falta de libro lanzada por el maestro De la Peña, se estrelló en el larguero y el rechace lo cabeceó Tamudo a la red. Que Tamudo es la bandera y el escudo del Espanyol no hay duda. Es más, Tamudo es un futbolista hecho para triunfar en su club y se hace difícil verle con otra camiseta. La lió en la final de Valencia en 2000 a Toni, entonces portero el Atlético de Madrid. Hoy Toni, lo que es la vida, vio el triunfo del Espanyol en la grada del Bernabéu como empleado del club de Montjuic. Y no paró de hacerse fotos a la entrada del estadio.

Tocado desde los primeros minutos

Al Zaragoza le costó llevar la iniciativa. El gol tan madrugador dejó al equipo de Víctor Muñoz repleto de dudas. No hubo gran fútbol. Normal en este tipo de escenarios. Hubo tensión ilimitada. Eso sí. En cambio, el Espanyol explotó los dos o tres detalles que tiene con inteligencia. El 'trivote' -Ito, Costa, Fredson- dejó vivir a De la Peña en una posición de enganche donde él es feliz. El Espanyol, en cambio, sufrió en los balones que debían ser territorio de Kameni. Capaz de lo mejor y de lo peor, Kameni dejó que Ewerthon apareciera para empatar (1-1).

Cinco minutos sólo le duró la alegría al cuadro aragonés. Porque enseguida Iván buscó desmarques de ruptura de Tamudo, que llevó el caos al Zaragoza cuando se echó al costado izquierdo. En uno de ellos, Tamudo puso un balón de manual a Luis García, que de perfecto cabezazo hizo el 2-1. Un gol perfecto. Máxima eficacia en ambos clubes. Tres remates serios, tres goles. Tras el descanso, Ewerthon tuvo enseguida la igualada, pero mandó un balón claro arriba. Víctor Muñoz movió sus piezas. Sacó a Savio por Oscar. Y quiso revolucionar las bandas. Cani se echó a la derecha y Savio ocupó su sitio natural en la izquierda.

El desconcierto de César

El Zaragoza tuvo la posesión, con Cani al límite. Tiene muy buena pinta Cani. Premiado esta semana por Luis Aragonés con su cita en la selección, demostró que le gusta asumir riesgos. Sin embargo, a Miguel Ángel Lotina le salió bordado el partido. Coro 'mató' la final con una contra letal. Cuando el Zaragoza más agobiaba, De la Peña trazó un pase magistral al hueco y Coro fulminó a César. Era el 3-1, con poco más de un cuarto de hora para el final.

Hubo tiempo para la impotencia de César, el portero del Zaragoza. En un gesto extraño y fuera de lugar, dejó a su equipo con diez tras ser justamente expulsado por provocar al público. A Valbuena, el portero suplente, no le hizo ninguna gracia la actitud de su compañero. Luis García tuvo incluso tiempo de mandar un balón al palo y de culminar el 4-1 con un disparo raso y cruzado. Luis García firmó una noche memorable. Lotina puede presumir de título. Cuando tenía 20 años, vio la famosa final del 77 en el Vicente Calderón. Jugaba su equipo, el Athletic de Bilbao, contra el Real Betis. Aquella noche se fue llorando del 'gallinero' como miles de bilbaínos. Hoy cambió el llanto por la alegría.