HISTORIA. Imagen del baluarte de San Roque, con la Catedral al fondo. / GONZALO HÖHR
CÁDIZ

Los inquilinos de San Carlos y San Roque no están dispuestos a abandonar las bóvedas

Tienen contratos de arrendamiento de renta antigua y sólo se irán «cuando se jubilen» o «cuando el Ayuntamiento les ofrezca locales alternativos» San Roque está totalmente ocupado y en San Carlos sólo hay cinco locales libres

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Uno de los proyectos que el Ayuntamiento tiene previsto ejecutar antes de la celebración del Bicentenario de la Constitución de 1812 es la recuperación de todos los espacios monumentales e históricos de la ciudad. Este patrimonio incluye, entre otros, el baluarte de San Roque y las murallas de San Carlos. Ambas fortificaciones eran de propiedad militar aunque, tras una cesión, pasaron a convertirse propiedad municipal. Desde entonces, el Ayuntamiento estudia qué usos se puede dar a ambas murallas. Incluso se barajó la posibilidad de convertir las murallas de San Carlos en un centro de ocio-cultural.

Todos los proyectos, sin embargo, están paralizados. La mayoría de las bóvedas de ambos baluartes están ocupados por pequeños empresarios que utilizan estos espacios para desarrollar sus negocios.

En las murallas de San Roque todas las bóvedas están ocupadas, y todos sus inquilinos cuentan con un contrato de arrendamiento, «un documento que nos da derecho a estar aquí hasta que finalice el acuerdo o lleguemos a un acuerdo con el Ayuntamiento», comenta uno de los inquilinos.

Los empresarios con un local alquilado en la murallas de San Carlos son más reacios a marcharse que los alquilados en San Roque. Todos se oponen a marcharse de este recinto amurallado porque «aquí tenemos nuestros negocios y no estamos dispuestos a que el Ayuntamiento nos eche».

Presiones

De hecho, la mayoría de estos pequeños rentistas creen que desde el Consistorio «llevan muchos años intentando que nos marchemos de aquí, pero nuestro contrato está firmado con los militares, no con ellos».

Sin embargo, el teniente de alcalde delegado de Patrimonio, José Blas Fernández, aclaró que «las bóvedas eran de los militares, y cuando se alcanzó el convenio con el Ayuntamiento, pasaron a ser propiedad municipal pero con los inquilinos que las ocupaban y que estaban en precario, es decir, sin contrato». Fernández añadió que «actualmente, ya están vacías cinco bóvedas, y el resto se encuentra en proceso de desalojo. «Los ocupantes de algunas de éstas bóvedas firmaron contratos con los militares y están legalmente», dijo.

Pero a pesar de que el Consistorio ha declarado su intención de actuar legalmente en este asunto y respetar los contratos firmados con los militares, los ocupantes han afirmado que «hace menos de un mes, se acercaron por aquí varios técnicos del Ayuntamiento acompañados por una chica y nos pidieron las llaves de la bóveda. Obviamente dijimos que eso era imposible, porque nosotros tenemos desde hace más de cuarenta años un contrato firmado y, además, estamos dados de alta en la Seguridad Social».

Este inquilino explicó: «Yo entre pagando menos de 600 pesetas por el alquiler, y aún sigo manteniendo una renta antigua. Además de los negocios, hay muchas bóvedas que están siendo utilizadas como garajes. Otras sirven como sede de la Asociación de Vecinos de San Carlos y una es propiedad de los militares desde hace 99 años y la utilizan para guardar el paso de la Cofradía de La Piedad».

Otro de los empresarios, que llegó en el año 1959, también ha decido luchar por lo que considera suyo y está tramitando este conflicto con el Ayuntamiento a través de abogados.

Por otra parte, algunos de estos inquilinos se han unido para «luchar hasta el final y no irnos de nuestros negocios». Actualmente, en las bóvedas de San Carlos hay cuatro talleres para automóviles, motocicletas y cambio de neumáticos, dos carpinterías, una escuela de baile, una peña y un bar.

Fortificaciones históricas

La construcción del semi-baluarte de San Carlos finalizó en el año 1748. Formaba parte del frente de la Bahía y fue derribado a comienzos del siglo XX. En su parte exterior era un lienzo continuo de muralla, y en el interior estaba formado por 55 bóvedas que fueron desapareciendo con el paso del tiempo. Desde el baluarte de San Carlos arrancaba todo el frente marítimo que protegía la entrada al puerto y que estaba construido por diversos tramos dominados por baluartes de entre los que destacan el de Candelaria.

Los baluartes de San Roque y Santa Elena fueron construidos en el siglo XVIII y estaban unidos por un lienzo de muralla con las Puertas de Tierra. Éste permaneció intacto hasta que en la década de los cuarenta fue horadado por dos amplios arcos que permitían la comunicación viaria con la tercera de expansión de la ciudad, derribándose parte del baluarte de San Roque.

Ambas murallas están bajo la protección de la Declaración Genérica del Decreto de 2 de abril de 1949 y la ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.