Ciu en un acto del 'Estatut'. / EFE
ESPAÑA

El Gobierno dice que no hará cesiones para sumar a ERC a la reforma catalana

Los independentistas renuncian al 'no' en el Senado para evitar que la Generalitat «sufra»

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El Gobierno no hará concesión alguna para lograr que Esquerra Republicana de Catalunya se suba de nuevo al carro del Estatuto. La vicepresidenta primera del Ejecutivo, María Teresa Fernández de la Vega, avisó ayer de que es «muy difícil» introducir cambios en el texto aprobado por el Congreso de los Diputados. La advertencia deja a la formación independentista ante una paradoja: tendrá que abandonar su no a la propuesta sin lograr contrapartida alguna.

El reparto de escaños en el Senado, donde ahora se revisará el proyecto, es muy diferente al de la cámara baja y bastaría con la suma de los tres grupos que lo rechazaron este jueves (PP, ERC y EA) para que se considere que la institución territorial veta la ley más importante de una comunidad autónoma.

«Una pinza»

El secretario general de Esquerra, Joan Puigcercós, apuntó ayer que no irá «en contra del sentimiento de una parte de la ciudadanía de Cataluña» y no hará «pinza» con el primer partido de la oposición. En realidad, el rechazo del Estatuto en el Senado no lograría tumbarlo, pero le restaría legitimidad política y, sobre todo, exigiría su vuelta al Congreso.

Los independentistas tienen claro que no desean ser «obstruccionistas». Sostienen que desde un punto de vista partidista podría interesarles ralentizar el proceso, pero esto haría «sufrir» al Gobierno de la Generalitat del que forman parte. «Si no conseguimos mover pieza de aquí al Senado -admiten- no deberíamos impedir que llegue a Cataluña cuanto antes». El deseo del tripartito es celebrar el referéndum el próximo 18 de junio.

Lo que no tienen claro aún en ERC es qué harán en ese pleno definitivo que podría celebrarse entre el 9 y el 10 de mayo. Una posibilidad es la abstención, pero tampoco descartan un despiste. «Quizá la votación nos pille en el baño», bromean. A partir de ahí empezarían un debate en el partido para decidir su posición en el referéndum.

Tanto el PSC como CiU están preocupados por el daño que pueda hacer el desmarque de los independentistas. No les inquieta que el Congreso aprobara el Estatuto con un ajustado 54% de los votos, pero sí están nerviosos ante la posibilidad de un escueto respaldo de la ciudadanía sobre la que debe regir.

En la dirección del partido republicano se inclinan por el voto nulo. Aseguran que tiene muchas ventajas. «Nos ahorraría aparecer al lado del PP porque nuestro no es muy distinto al suyo; como estrategia de comunicación resulta ilusionante porque en lugar de difundir un mensaje negativo pedimos el respaldo a la nación catalana, y además supone un punto de equilibrio entre el sí que exige el sistema y el no que nos demandan las bases».