Cartas

Carta al cielo

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Cuando acaba de cumplirse un mes, querida Inés, de tu partida hacia el cielo, para acudir a la llamada del Señor, dejándonos con el desconsuelo de tu inmensa pérdida y de un vacío que jamás se llenará, escribo estas letras, que espero que las leas donde quieras que esté tu alma, pues tus cenizas, y por tu amor a la naturaleza, quisiste que reposarán en ella, y allí se encuentran a la espera de reunirnos contigo. También quiero decirte que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, por lo que te ruego que aceptes mis alabanzas a tu persona, pues fuistes para mí, (en los 60 años que estuve junto a tí) una persona ejemplar, buena esposa y sacrificada madre de los cuatro hijos que Dios quiso darnos, con ello cumplimos con nuestro matrimonio y deber en la tierra, como Jesús dijo, «creced y multiplicaos». He tenido la satisfacción de vivir junto a tí, sacrificios y felicidade, pero sobre todo, en tu faceta de sabesr educar y sacar adelante a tus hijos, (que ha querido tanto en vida) y que ellos te correspondieron y lo seguirán haciendo en tu memoria. También has sido una buena yaya para tus cinco nietos que quedan en este mundo, a los que también adorabas y querías para ellos lo mejor de la vida, alo que ellos también te correspondían con el más puro y entrañable amor que sabes que te tenían. Dicho esto y esperando de que Dios te tenga en su gloria te rogamos que le pidas al Señor por todos nosotros y las buenas amistades que has tenido y que también lloran tu pérdida.

Luis Ibáñez Mínguez. Cádiz