FOTO DE FAMILIA. Manuela de Madre, Carod-Rovira, López Garrido, Saura y Mas, en un gesto de unidad aparente. / JOSÉ HUESCA. EFE
ESPAÑA

La Comisión Constitucional aprueba el 'Estatut' con el voto en contra de PP y ERC

Los socialistas propugnan que el texto asume la voluntad del Parlamento catalán pero con respeto a la Carta Magna, y los populares lo ven inviable por su «sesgo nacionalista»

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La reforma del Estatuto de Cataluña ya está hecha. El PSOE logró sacar ayer adelante el polémico proyecto en la comisión constitucional del Congreso, pese a la oposición del PP, ERC y Eusko Alkartasuna. Ahora sólo queda que el pleno ratifique esta decisión en la sesión del jueves 30 para que el Senado se pronuncie. Los socialistas mostraron su satisfacción por lo que consideran el cumplimiento de un doble objetivo. En palabras de Diego López Garrido, «las Cortes Generales han aceptado básicamente lo que pretendía el Parlamento de Cataluña y además, lo han adaptado a la Constitución española». En el proceso, eso sí, el texto ha perdido el apoyo de los independentistas y no ha sumado el del principal partido de la oposición.

El portavoz del PP en el Congreso, Eduardo Zaplana, se reservó la intervención de su grupo en el último debate de la comisión constitucional para dar más empaque a su rechazo. Y logró el efecto deseado porque fue, de largo, la sesión más agitada, en buena parte gracias a su discurso. Zaplana negó que las modificaciones introducidas por el PSOE en la propuesta hayan servido para evitar su choque con la Constitución «Estamos -dijo- ante un estatuto nacionalista, de izquierdas y excluyente, que hace inviable la acción del Estado».

Definición como nación

Uno de los principales reproches de los populares a la reforma es el reconocimiento que hace en su preámbulo a la definición de Cataluña como nación, aprobada por la cámara autonómica. A su juicio, esto supone reconocer al Parlamento catalán una soberanía de la que carece y contradice uno de los argumentos por los que el Congreso rechazó el 'plan Ibarretxe' para la reforma del Estatuto de Guernica. «Es -sentenció Zaplana- el anticipo de lo que nos espera».

El PP insiste en que todo aquello que se dice en un preámbulo legislativo tiene un fuerte valor jurídico y sostiene que el fin último del nuevo estatuto catalán es el cambio del modelo de Estado. Por lo pronto , según el portavoz parlamentario, se construye una «Cataluña oficial» en la que «no caben la mitad de los ciudadanos catalanes». Zaplana recriminó a los socialistas su afán por aprobar una reforma legal de este calado sin el apoyo del principal partido de la oposición y recordó que su partido hará todo lo posible para promover una reforma constitucional que blinde las competencias del Estado para permitir más autonomía, más autogobierno, pero sobre todo «más España».

En el polo opuesto, el presidente de Esquerra Republicana de Catalunya mostró su rechazo al texto aprobado por la comisión porque, a su juicio, supone la constatación de que «el Estado español no quiere ser plurinacional». Josep Lluís Carod-Rovira se cubrió las espaldas ante un posible cambio de posición en el futuro y subrayó que a su formación corresponde la paternidad de muchos de los artículos de la propuesta que supondrán un «avance» para Cataluña. De hecho, recordó que su grupo ha votado favorablemente al 85% del articulado. El problema, dijo, es que en el 15% restante está lo fundamental: un sistema de financiación que consideran insuficiente y un reconocimiento identitario que no es el que esperaban.

Carod-Rovira vaticinó que la «cesión» del PSOE a ciertas «presiones» centralistas hará crecer la «desafección» hacia España en Cataluña. «Quizá lo que no quieren reconocer hoy como nación deberán hacerlo como Estado mañana», avisó. Su malestar hacia el proyecto que saldrá de las Cortes contó con su réplica, más que en el portavoz socialista, en el presidente de CiU. Artur Mas trató de asumir una posición centrada y defendió frente a los republicanos un texto con el que el Parlamento español «asume -dijo- un acto solemne del Parlamento catalán que define a Cataluña como nación». Pero también contestó a Zaplana. «Cataluña no quiere dar la espalda a España, sino ser ella misma y autogobernarse cuanto pueda», aseveró.

Cataluña es España

Diego López Garrido fue más allá. Subrayó así que Cataluña «forma parte de España». Y a su juicio, ese es motivo más que suficiente para «no recelar» de ella. Además, negó que se haya producido un 'trágala' como denuncia el PP. «Lo que ha habido -insistió- ha sido respeto al pueblo español, al Estado y a los catalanes».

El diputado socialista admitió que se apela a los derechos históricos como fuente de autogobierno, pero recordó que también la Constitución los reconoce; asumió que se equipara el catalán al del castellano, pero dijo que ambos son oficiales y apuntó que el catalán es también «lengua española»; confirmó que la Generalitat tendrá un papel frente a la Unión Europea, pero recordó que el interlocutor exclusivo seguirá siendo el Estado. En definitiva, según el PSOE, se ha hecho un Estatuto «con respeto absoluto a la Constitución, al Estado de las autonomías y a los principios sagrados de la solidaridad y el autogobierno».