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En televisión hay muy pocas leyes fijas. Una de ellas dice así: el fútbol siempre obtiene buenas cifras de audiencia. Sin embargo, últimamente parece haber surgido un corolario que atenúa los efectos de la ley. Dice así: los partidos de fútbol tienen buena audiencia, pero los programas sobre fútbol no interesan. Ejemplos: El rondo, en La 2, y Maracaná 06, en Cuatro.

Ambos programas vienen arrastrando unos índices de audiencia por debajo de las expectativas. Lejos de innovar sobre lo conocido o de perfeccionar los formatos, estos programas han empobrecido el paisaje. Tanto en El rondo como en Maracaná se ha intentado reproducir el ambientillo de la tertulia futbolera popular: gente más o menos forofa, más o menos entendida y profesional de la cosa, discute sobre la jornada de Liga.

Cuando habla el profesional, suele hacerlo como forofo, y entonces su opinión carece de importancia objetiva, o como técnico, y entonces su opinión es tan neutra que rara vez alimenta el debate. Cuando habla el entendido, su opinión puede tener interés, pero queda neutralizada por la opinión de un profesional o de un forofo y entonces se acabó el debate. Cuando habla el forofo su opinión rara vez es interesante.

¿Y el espectador? Tiene que contentarse con los complementos: imágenes de los goles, entrevistas o recursos humorísticos, cuando los hay. Pero las imágenes de los goles ya las vemos en los informativos -y, a veces, con más detalle-, las entrevistas tienen un interés limitado (según quién habla) y el éxito de los humoristas se subordina a los gustos del público. Entonces, ¿qué aportan estos programas? Objetivamente, nada. Da la impresión de que han intentado una mixtura de periódico deportivo y de tertulia popular, pero no han conseguido ni la profundidad del primero ni la frescura de la segunda. Y a todo esto, no hay en las cadenas generalistas de ámbito nacional ningún programa donde uno pueda ver los goles con un cierto detalle y relativa atención. Aquí hay un agujero que llenar.