Editorial

Ya está en la UE

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L a llegada de la gripe aviar a la Unión Europea, confirmada con los casos de Italia y Grecia, y la detección del mal en África ponen de manifiesto la necesidad de tomar conciencia de que la enfermedad está consiguiendo saltarse las barreras sanitarias activadas. Y mientras tanto, sigue el goteo continuo de víctimas mortales por el H5N1, algunas de ellas en la cercana Turquía. Aunque todo depende de la mutación genética del actual virus de las aves, el riesgo de pandemia es tan evidente como la necesidad de prevenir sin caer en el alarmismo. Y para ello, los poderes públicos han de buscar un justo equilibrio entre la implementación de las necesarias medidas de prevención y la sensatez ante los mensajes que se transmiten a la población. Las autoridades sanitarias mundiales, tras unas manifestaciones y recomendaciones equívocas en el pasado otoño, han optado por lo que parece más adecuado: no ocultar el peligro pero igualmente explicar sin dramatismo innecesario las medidas preventivas más eficaces, entre las que, por cierto, no figuran las vacunaciones masivas o el almacenamiento de dosis de antivirales pensadas para una cepa distinta a del H5N1. Sólo cuando la epizootia mute su virus y se transforme en pandemia será el momento de aplicarse a encontrar una vacuna contra esa variante viral que por el momento no existe. Ahora bien, los gobiernos no deben limitarse a desarrollar campañas de divulgación, sino que han de dotarse de los medios necesarios y preparar un riguroso adiestramiento para los profesionales sanitarios y empleados de las administraciones públicas implicadas en labores preventivas y asistenciales. Y tanto para la UE como para España ha llegado el momento de activar estos resortes y transmitir seguridad a la población.

La comunidad internacional asumió, en la pasada conferencia celebrada en Pekín, la globalización de la lucha contra una amenaza que ya es mundial y la necesidad de una financiación adecuada. El fondo de más de 1.500 millones de euros destinados a actuar durante cinco años contra la enfermedad, incluida la ayuda económica a las poblaciones afectadas, es un paso acertado para minimizar riesgos y prevenir la posible pandemia.