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Representaciones de Mahoma

La prohibición se sustenta en una tradición que ha permanecido viva hasta nuestros días y que no siempre fue guardada

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Las representaciones artísticas de Mahoma están prohibidas en el islam no porque lo ordene El Corán, aunque algunos sostienen que el impedimento se sustenta en este libro sagrado, sino por una tradición muy antigua que se ha mantenido viva hasta nuestros días en casi la totalidad del mundo islámico. Aunque a lo largo de los siglos ha habido ciertas excepciones, éstas se consideran heterodoxas y la prohibición sigue vigente para la inmensa mayoría de los musulmanes.

El tabú está mucho más arraigado entre la comunidad sunní, a la que pertenecen aproximadamente el 90% de los musulmanes. Dentro de ésta las representaciones del profeta son prácticamente inexistentes. No ocurre lo mismo dentro de la comunidad chií ya que aquí se pueden hallar imágenes de Mahoma en numerosas ilustraciones y miniaturas de libros, muy particularmente a partir del siglo XVI.

También se ha de destacar que en una época avanzada del imperio otomano, es decir a partir del siglo XVI, los turcos, que son sunníes, representaron al profeta en miniaturas e ilustraciones.

Sin rasgos faciales

La mayor parte de las representaciones de Mahoma que han perdurado lo muestran de cuerpo entero aunque los artistas se cuidan de no dibujar sus rasgos faciales, de manera que las ilustraciones están incompletas, con un espacio en blanco donde se debería haber dibujado el rostro.

Estos días se están exhibiendo varias representaciones de Mahoma en la Biblioteca Chester Beatty de Dublín, donde se encuentra uno de los principales fondos de libros musulmanes de Occidente. La mayoría de estas ilustraciones proceden de publicaciones de autores sufíes de Persia, donde la religión mayoritaria es la chií y no la sunní.

«La mayoría de los musulmanes consideran blasfemas las representaciones de la forma humana, y mucho más las de los profetas y especialmente las de Mahoma.

Los musulmanes sunníes en particular consideran extremadamente difícil de asimilar la idea de una imagen que represente a Mahoma», explicó recientemente Michael Ryan, director del museo donde se exhiben las ilustraciones.

Según algunos especialistas, la prohibición de representar a Mahoma se deriva del mismo Corán, aunque no aparece de forma explícita en el libro sagrado de los musulmanes.

El Corán prohíbe adorar a cualquier cosa o persona y de ahí que los musulmanes desde un primer momento mostraran aversión hacia la pintura y hacia la ilustración, tanto de índole profana como religiosa. Justificaron esta actitud argumentando que la gente ignorante o la que no ha recibido una debida educación religiosa podía malinterpretar las figuras.

Sin embargo, en los primeros años del islam, los sunníes también reprodujeron figuras humanas de naturaleza profana.

En Jordania, por ejemplo, al este de Ammán, todavía se pueden apreciar en un excelente estado de conservación figuras humanas en las paredes de uno de los castillos que los califas omeyas construyeron en el desierto para usarlos como bases para satisfacer sus aficiones a la caza.

Curiosamente uno de los frescos de ese castillo, que describe las primeras conquistas del islam y que se remonta a la primera mitad del siglo VIII, representa al rey Rodrigo, el último monarca godo de la península ibérica antes de la conquista árabe.

En opinión de Zahik Bukhari, director del programa de estudios islámicos de la Universidad Georgetown, los musulmanes repudian la reciente publicación de las caricaturas de Mahoma en varios países europeos por tres motivos: por representar al profeta, por dibujarlo en un contexto que no es respetuoso y porque se ha pretendido insultar a Mahoma y a todo el islam en el marco de la lucha de civilizaciones que se vive en la actualidad.