de zorrilla a la marea

Crónica de una espera surrealista

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Por la puerta de atrás y eso que dijeron que nada tenían que ocultar. Así salieron del juzgado este viernes Germán y Camila Leiva, que llegaron a Cádiz desde Miami para declarar como imputados en la fase de instrucción que ejerce el juez De Diego para determinar si hubo delito en la puesta en marcha del portal informático Rilco por parte del ex delegado de Zona Franca, Manuel Rodríguez de Castro. Ya su llegada a los juzgados junto al abogado de Madrid Carlos Saus auguraba que la presencia de los periodistas nada gustaba al matrimonio, que bajo sus paraguas intentó pasar desapercibido.

Cinco horas duró la declaración. Primero entró Germán mientras su mujer en el pasillo se entretenía con un pequeño ordenador portátil y los medios de comunicación abajo comprobaban lo que da de sí una jornada a la puerta de un juzgado donde el arco de seguridad impide el paso de quien calza con hebilla pero no evita que un mensajero se lo salte con un paquete sin llamar la atención. Pese al riguroso trabajo de la Benemérita, el trasiego de personas que suben y bajan y el constante y molesto pitido del sistema de seguridad hacen difícil controlar todos los movimientos. No obstante, la espera es entretenida, sobre todo si Pepi Gaviño pasa por allí y endulza la mañana repartiendo caramelos en la puerta a abogados, jueces, testigos, guardias civiles.... mientras entona con arte Ojos verdes sin perder de vista su carro de la compra. La vecina de Trille que cuidó al famoso Canelo no se corta un pelo a la hora de mostrar a los periodistas la cartilla de vacunación del perro con la voz entrecortada por tan lamentable pérdida.

Sigue la espera mientras no para de llover, lo que no impide que la hora del desayuno sea aprovechada por más de una funcionaria para acercarse a la plaza por los mandaos, poniendo en duda la efectividad de aquello que se empeñan en llamar conciliación familiar. Y llegan las tres y allí no hay movimiento. Baja el abogado del PSOE, Gabriel Escalante, y el de Miguel Osuna, el letrado Felipe Meléndez, que correctamente y en su línea atiende a los medios. Una deferencia que es de agradecer después de cinco horas en pie. Y baja el juez. Simpático y quizás compadeciéndose del careto de los compañeros de informativos, asegura a preguntas de los periodistas que arriba no queda nadie. Otra salida... por atrás. Los Leiva ya se han ido sin tan siquiera decir que no hacían declaraciones, lo que hubiera sido una salida airosa y no menos frustrante para el gremio. Y miemtras tanto, Rodríguez de Castro, con el que reconocieron ante juez que habían montado una sociedad, de rositas por hispanoamérica.



Quién vigila al vigilante



El Ayuntamiento presenta ya este lunes la programación de Onda Cádiz, emisora municipal que desde que se anunció su creación ha puesto de los nervios a los socialistas, sobre todo a su portavoz, Rafael Román, que en estos días duda hasta del proceso de selección del personal periodista, que para colmo ha sido supervisado por primera vez por la Asociación de la Prensa, cuyo presidente, Fernando Santiago, incluso ha enviado una carta al Ayuntamiento agradeciendo esta deferencia.

Pero nada, Román debe tener en su casa una bola mágica y dice que se van a dar a dedo a personas afines al PP. No se atreve a decir nombres, por eso de la Ley de Protección de Datos. En fin, ya se verá. Quizás piense que puede ocurrir como en otras instituciones como la Diputación (de la que precisamente él fue presidente) o la propia Junta de Andalucía donde las plazas para periodistas son escasamente publicitadas y los procesos de selección premian en muchos casos a quienes ya con anterioridad trabajan en estos organismos que, sin dudar de su profesionalidad, obtienen plazas fijas y consolidadas.

No hay que olvidar tampoco que más de un quebradero de cabeza le supuso al aspirante socialista a la Alcaldía de Cádiz cuando era presidente de Diputación reconocer que había cometido una «alegalidad» en un concurso para una plaza de profesor a la que se presentó su amigo y compañero de partido el concejal Juan Ortuño, con la de maestros de Cádiz con familias a su cargo que hay en pueblos de hasta fuera de la provincia intentando encontrar una plaza en su ciudad para estar cerca de sus hijos.



Arte en la vendimia



Ya hay establecimientos hosteleros de Cádiz y el resto de la provincia que se han adaptado a la Ley del Tabaco con rapidez para no perder la buena clientela que desde hace tiempo mantienen.

En el caso del restaurante La Vendimia, en el paseo marítimo, su dueño, el conocido Manolo Leal, no se lo pensó dos veces y así le va de bien. No hay día en que falten tertulias de sobremesa en su local con puros, cigarrillos y buena conversación de gente de Cádiz de toda la vida, como el otro día el doctor Ernesto Fernández Ruiz de Villegas con Grimaldi y Manolo Moreno, o la familia Tosso con el notario Chus Gracia.

Incluso esta semana, a punto de cerrar por la noche, abrió sus puertas al conocido abogado chiclanero Jesús Martínez, quien llegó para celebrar el ingreso de su hijo en el Ateneo de Cádiz. La verdad es que Manolo Leal derrocha arte y lo mismo te recita la carta que toca el piano o pinta un cuadro.

En su día fue presidente del Club Náutico de Cádiz y responsable de las exposiciones en el parador Hotel Atlántico. Todo un polifacético.