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Operación de futuro

Medio millar de médicos de Cádiz se presentan al examen de acceso al MIR, la prueba que determinará su especialidad

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Antes de un examen se suelen repasar con nervios los apuntes, por si Felipe II tiene algún secreto escondido o las placas tectónicas camuflan un dato en el que no se ha reparado. Generalmente este repaso de última hora suele ser infructuoso, porque no se puede compilar el semestre de una asignatura en un vistazo de cinco minutos. ¿Y qué pasaría si en ese repaso hubiese que revisar lo aprendido en todas las asignaturas de seis años de carrera? «Es absurdo llevarse apuntes, mejor es irse con tiempo y darte una vuelta antes», explicaba María José Gijón, licenciada portuense que se presentó ayer, junto con 490 compañeros, a las pruebas del MIR que se desarrollaron en la Facultad de Medicina de Cádiz. A las 16 horas comenzó el examen y, para que la suerte y las preguntas no se escapasen, se cerró la Facultad a cal y canto durante el control.

Cinco horas y un futuro

Sincronizados con Cádiz estaban los exámenes del resto de España. A las cuatro, los cerca de 18.476 ex universitarios que se presentaban a la prueba del MIR debían contestar las mismas 250 preguntas (más 10 de reserva) sobre su carrera. Fueron cinco horas en las que los estudiantes se jugaban su futuro. «No es justo que sea sólo una prueba la que determine tu futuro, pero es la única manera de poder homogeneizar los conocimientos y de ver cómo van preparados los médicos», explicaba María José. Gloria Baena, una joven gaditana que se presentó ayer a las pruebas, explicó que en las pruebas para el MIR «no existen aprobados o suspensos, aquí el que obtiene una mayor puntuación elige especialidad y centro sanitario en el que cursará los estudios de médico residente».

Es un todos contra todos a nivel nacional. El Ministerio de Sanidad ha ofertado 6.523 plazas en toda España, de las que 943 corresponden a centros de Andalucía. «Yo prefiero quedarme en Cádiz», coincidían tanto María José como Gloria poco antes de entrar en el aula. Ambas estimaban que estaban bastante preparadas, pero algo nerviosas por las pruebas.

«No creo que me quede fuera de la elección, pero siempre es importante conseguir una buena puntuación para que no te tengas que quedar con las especialidades que nade quiere», detallaba Gloria. Las plazas más demandadas suelen ser las de los hospitales con más renombre de España, como La Paz (que es la traducción de la palabra mir, en ruso), el Gregorio Marañón o el Virgen del Rocío. Las especialidades que más se solicitan suelen ser la de Cardiología, Neurocirugía y Oftalmología. La que menos, la de médico de familia. «Aunque el año pasado, el primero de España pidió Medicina Familiar», explica María José, que llevaban al examen caramelos y zumos «porque en cinco horas de examen te vas agotando».

Siete años de esfuerzo

María José relata que, además de los seis años en los que estuvo estudiando Medicina en la Facultad de la plaza Fragela se ha preparado durante unos quince meses en una academia para las pruebas. «Esto es muy duro, tienes que estudiar seis días por semana; en Navidad hay que estudiar, y en Reyes...» pormenorizaba. «Yo lo tengo claro, si no obtengo la puntuación necesaria para hacer la especialidad que quiera me conformo con otra, pero no vuelvo a pasar por este sufrimiento», confiesa Gloria.

Pero el esfuerzo no acabará aquí. Dentro de un mes saldrán las notas provisionales y los alumnos comenzarán a elegir sus destinos, que estarán totalmente fijados entre junio y julio. Una vez en las plazas, los alumnos, aunque ya estarán cobrando, deberán estudiar entre tres y cinco años su especialidad. Después se enfrentarán al mercado laboral, bastante dulce para los que realicen especialidades relacionadas con la cirugía.

Los alumnos que no obtengan una calificación que les dé derecho a elegir la disciplina que deseen pueden repetir, cuantas veces quieran, el examen. Eso sí, sólo hay una convocatoria al año. También pueden trabajar en centros privados sin hacer el MIR.