OPINIÓN

Formas de proceder FRANCISCO MÁRQUEZ

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Gustavo Poyet fue un excelente futbolista al que recordaremos por su etapa en el Zaragoza y en el Chelsea en Inglaterra, curiosamente los dos equipos que disputaron la final de la UEFA en 1995. Cuando jugaba en los maños, un compañero suyo, Kily González, se vio envuelto en una espectacular pelea con Lizarazu en un partido en San Mamés. Durante la trifulca, el charrúa se dedicó en el zarandeo a separar al futbolista del Athletic de Bilbao. Preguntado por su actitud afirmó, ni corto ni perezoso, que en una pelea siempre hay que procurar que «el último palo se lo lleve el rival y por eso hay que sujetarle». Visto así y a kilómetros de distancia resulta curioso. Sin embargo parece una forma de proceder habitual entre los sudamericanos. Ya tuvimos algunos ejemplos en la década de los 60 con Estudiantes de la Plata cuando los futbolistas salían al campo con alfileres y más, recientemente, en el Brasil-Argentina del Mundial 90 donde supuestamente «envenenaron» al defensa brasileño Ricardo Branco.

Reconozco que cuando visionó (por utilizar hasta su lenguaje) un partido de cualquier liga sudamericana me divierte ver las malas artes que utilizan y la violencia que emplean en los terrenos de juego. Vuelvo a repetir en la distancia me hace hasta gracia. Lo malo es cuando alguien que viene de fuera intenta justificar lo que en su país son comportamientos normales, o sea, resolver a guantazos un asunto y quedarse tan tranquilo. Eso ya no es de recibo.

Como decía el Cholo Simeone, lo que pasa en el campo debe quedar en el campo y determinados comportamientos también. Pero dentro del césped, nunca fuera y menos cuando eres un personaje público.