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Austria busca que su presidencia de la UE mejore sus relaciones con los socios

Schüssel dirigirá el Consejo Europeo en plena crisis constitucional y presupuestaria de los Veinticinco El bloqueo diplomático causado por Haider parece olvidado

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Austria asumió ayer la presidencia semestral de la Unión Europea, en un momento en que los Veinticinco necesitan salir de su crisis constitucional y presupuestaria, al tiempo que el Ejecutivo vienés requiere éxitos que hagan olvidar las sanciones de sus socios comunitarios en 2000.

El canciller federal de la república alpina, el democristiano Wolfgang Schüssel, será el presidente del Consejo Europeo durante el primer semestre de 2006, seis años después del bloqueo diplomático de varios meses impuesto por los demás países miembros de la UE. En enero de 2000, el Partido Popular (ÖVP) de Schüssel abrió las puertas del poder al polémico ultranacionalista Jörg Haider, cuando acordó con él y sus seguidores, agrupados entonces en el Partido Liberal (FPÖ), formar una coalición de gobierno que dejase en la oposición al entonces mayoritario Partido Socialdemócrata (SPÖ).

La subida al poder de Haider, conocido por sus declaraciones filonazis, desató una ola de protestas internacionales y los demás países de la UE impusieron a Viena 'sanciones diplomáticas' en un gesto de protesta que significó sobre todo un aislamiento diplomático de Schüssel y su Ejecutivo. Si bien el bloqueo fue levantado tras ocho meses al ver que tenía un efecto contraproducente y desde entonces Haider se ha debilitado enormemente tras sufrir humillantes derrotas electorales, al tiempo que Schüssel se ha fortalecido, éste sigue dependiendo del polémico gobernador del Estado de Carintia, en el sur de Austria, para poder liderar el Gobierno federal de la república.

Ante los comicios legislativos que celebrará Austria en octubre, los observadores políticos advierten de que a nivel nacional la presidencia austríaca de la UE se ha convertido ya en tema central de una férrea campaña y no descartan que Haider intente intervenir en la gestión presidencial comunitaria con el fin de conquistar votos de sectores críticos con la UE.

Y es que los austriacos son los europeos que más desconfían de las instituciones continentales, ya que, según la más reciente encuesta del Eurobarómetro, sólo un 32% considera que ser miembro de la UE es algo bueno y apenas el 24% de los austríacos desea una nueva ampliación.

Por otro lado, para Schüssel es también clave lograr éxitos con sus socios europeos en los próximos seis meses, tanto para dejar atrás el trauma del aislamiento, como para fortalecer su posición interna y conseguir la reelección como jefe de Gobierno.

Perspectivas financieras

Su primer desafío se presentará en enero, cuando se inicien las negociaciones con el Parlamento Europeo para aprobar el acuerdo alcanzado en la última cumbre de Bruselas sobre las perspectivas financieras para el período 2007-2013. El presidente del Parlamento Europeo, el español Josep Borrell, cree «insuficiente» el pacto, que estipula un presupuesto total de 862.000 millones de euros durante esos siete años, y se espera que la Eurocámara trate de negociar un aumento de los fondos o al menos un uso más flexible del presupuesto en algunos sectores.

Por otro lado, los próximos meses son decisivos para Rumanía y Bulgaria, pues la Comisión Europea deberá evaluar el progreso de sus reformas para dar luz verde a la aspirada adhesión de los dos países balcánicos en la UE en 2007, o aplazarla hasta 2008.

Asimismo, las aspiraciones europeas de Serbia y Montenegro, Bosnia-Herzegovina, Macedonia y Albania, serán objeto de especial atención de la presidencia austriaca, según han prometido Schüssel y su ministra de Asuntos Exteriores, Ursula Plassnik.

Se cuenta con que este año se celebre el referéndum sobre la independencia de Montenegro y que las negociaciones sobre el futuro estatus de la provincia serbia de Kosovo entren en su fase decisiva.

Al final de la presidencia, en el Consejo Europeo de junio, Schüssel deberá además mediar en Bruselas para encontrar un camino que desbloquee el conflicto en torno a la Constitución Europea.