Álvaro Ybarra

El silencio en Cataluña

«No nos rasguemos las vestiduras por la pasividad social ante el adoctrinamiento político cuando en Andalucía tenemos tantos ejemplos»

Banderas de España en la manifestación celebrada ayer en Barcelona contra el desafío soberanista AFP/J. GUERRERO

El desafío nacionalista ha provocado que la llamada mayoría silenciosa rompa su mudez y, a instancias de la organización Sociedad Civil Catalana, congregue a casi un millón de personas en Barcelona en apoyo de la unidad de España. El referéndum bufo e ilegal y la amenaza de la independencia unilateral que Puigdemont piensa declarar el martes ha dado lugar a una reacción sin precedentes. La indignación contenida a la que el Rey dio voz en su intervención televisiva de la pasada semana ha movilizado a miles de catalanes que no quieren que los nacionalistas totalitarios los expulsen de su tierra. Será difícil recomponer la estabilidad rota en Cataluña por quienes han envenenado la convivencia ante la pasividad del Estado a lo largo de todos estos años. Pero, a partir de ahora, una vez que la mayoría silenciosa ha roto su silencio, es seguro que los catalanes que no quieren independizarse no van a volver a sentirse solos e impotentes.

Lamentaba ayer José Borrell en el cierre de la multitudinaria manifestación de Barcelona que quienes ahora se van no hubieran hablado claro antes, salvo en los cenáculos privados. Tal vez si se hubieran pronunciado antes en público sobre la amenaza que representaba el secesionismo impuesto por el régimen nacionalista ahora no tendrían que marcharse, decía el dirigente socialista. Tal vez. Pero el silencio público ante los atropellos de un régimen como el nacionalista no es privativo ni de los empresarios ni, salvando las distancias, de Cataluña. ¿Cuanta gente en nuestra Andalucía calla en público lo que denuncia en privado por temor a señalarse y perder un contrato, un empleo o una posición de confort?

Es evidente que la situación política de Andalucía no es la de Cataluña pero no nos rasguemos las vestiduras por la pasividad social ante el adoctrinamiento político cuando aquí tenemos tantos ejemplos de discursos dobles ante atropellos unilaterales. Aprendamos la lección de hasta dónde ha tenido que llegar la frustración de los ciudadanos para que una buena parte de la sociedad catalana se declare en abierta rebeldía contra el Gobierno y las instituciones que tratan de imponerles una única militancia. Aprendamos y tomemos ejemplo por si tal vez algún día se nos hace demasiado tarde.

@aybarrapacheco

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