El más pobre

Los Palacios y Villafranca es uno de los pueblos más ricos de España. Y deja que digan las estadísticas

Antonio García Barbeito

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Me sonreí como cuando lo dijeron de Sanlúcar de Barrameda. Un estudio económico situaba al pueblo gaditano en el lugar del más pobre de España. Cualquiera hubiese ido a Sanlúcar con la idea de ver a los sanluqueños harapientos y miserables, hambrientos, alineados por las aceras, la Plaza del Cabildo y los soportales de Bajo de Guía, una mano extendida y pidiendo una limosna por Dios, y lo que podía encontrarse es un pueblo vivo y listo que le daba regates a los papeles oficiales y vivía como había decidido vivir: al día y sin pasar por caja. No todos, naturalmente; pero lo que desequilibraba el informe hasta situar a Sanlúcar en el pueblo más pobre de España era aquel cobro y me lo callo, guardo o gasto y vámonos que nos vamos. Como me dijo uno: «¿Que Hacienda somos todos? Yo estoy bien con ser quien soy…»

Ahora le ha tocado el turno a Los Palacios y Villafranca. Siempre uno de los nuestros, vaya. ¿Los Palacios es el pueblo más pobre de España? Permítanme la carcajada esta vez. Que lo pregunten en la bodega Busto, donde no he visto más «ricos» juntos, y no había por allí: «…pedantones al paño / que miran, callan, y piensan / que saben, porque no beben / el vino de las tabernas.» Había pueblo que gritaba y bebía la gloria servida, que si solera, que si cerveza, que si tinto, que si mistela… Aceitunas avellanas, choricito, bacalao… ¿Dónde los pobres, Dios mío? El inmenso Julio Mayo, mi anfitrión, fue llevándome por la riqueza abierta de Los Palacios, las bodegas, los restaurantes, un gran polígono donde dimos con tomates únicos, autóctonos, macizos -«sin que al abrirlos aparezca la rueda de carreta…», dice Julio-, y llegamos a la conclusión de que lo que el estudio ese llama pobreza es, permítanme la comparación, una economía arrocera de verano, o sea, una economía tan sumergida como ahora está el verde arrozal en las marismas. Solera, mistela, tomates, sandías, ciruelas, brevas, aceitunas, melocotones… Y algo más, que me asombró al probarlo en Manolo Mayo -siempre un Mayo en Los Palacios-, ese templo del mejor comer: «¿No conoces nuestras alubias negras, de aquí, autóctonas?» María Ángeles y Curro no se lo piensan, y probamos la exquisitez de las alubias negras de Los Palacios. Ni el carico montañés ni la verdina asturiana. Los chícharos negros de Los Palacios son un manjar -pídalos en Manolo Mayo- que, como los tomates, no tienen rivales. Sólo por los Mayo, que si Julio, que si Curro, que si Fernando; la bodega de Busto, mistela, solera, tomates, sandías y chícharos, Los Palacios y Villafranca es uno de los pueblos más ricos de España. Y deja que digan las estadísticas.

ANTONIO GARCÍA BARBEITO

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