OPINIÓN

La vida es sueño

Pocos bachilleres de los de antaño no serán capaces de recitar de corrido el conocido verso de la obra ‘La vida es sueño’ de Calderón de la Barca

Pocos bachilleres de los de antaño no serán capaces de recitar de corrido el conocido verso de la obra ‘La vida es sueño’ de Calderón de la Barca. «Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida ¿ Una ilusión., una sombra, una ficción: y el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son». No toda la vida, pero sí un tercio de ella. Más de 25 años los pasamos en los brazos del dios Morfeo, esa deidad que no entiende de edades, ni de razas, ni de creencias, ni de ideologías. Y que a todos encandila al anochecer. Pobre de aquel que se resista, su venganza, el insomnio, lo traerá por la calle de la amargura al clarear el día.

En nuestro cerebro existen estructuras encargadas de controlar nuestro ritmo circadiano que tiene una duración aproximada de veinticinco horas. Este ritmo lo tienen la temperatura, la actividad motora y el sueño. Su origen es endógeno y su sincronización depende de los ciclos ambientales. El principal sincronizador es el ciclo luz y oscuridad que marcan el día y la noche. La sustancia encargada de esta regulación es la melatonina, hormona segregada por la glándula pineal y que hace que cada noche podamos concitar un sueño de calidad y reparador.

Pero no todo lo relativo al sueño tiene que ver sólo con el descanso. Estudios recientes reclaman como parte responsable de la epidemia de obesidad y sobrepeso que está sufriendo esta sociedad a la falta de horas de sueño. La relación entre sueño y obesidad es bidireccional, y ésta se convierte en un factor de riesgo para desarrollar enfermedades respiratorias durante el sueño y producir somnolencia diurna, con lo que ello supone de bajo rendimiento escolar y laboral y mayor riesgo de accidentes. Si no ha pegado ojo en toda la noche, salga de casa con los bolsillos vacíos. La falta de sueño le empujará a comprar productos insanos e hipercalóricos.

Se puede considerar un tiempo normal de sueño dormir al menos 8 horas al día. Se puede hablar de problemas graves de sueño cuando se duermen menos de 5 horas. Dependiendo del número de horas de sueño nuestro cerebro segregará dos sustancias relacionadas con el apetito. La leptina, que inhiben la sensación de hambre y que se segrega cuanto más dormimos. Y la ghrelina que estimula el apetito y que se produce cando estamos faltos de sueño. Cuanto menos dormimos más queremos comer. Los niños que más duermen durante sus primeros años de vida tienen menos riesgo de ser obesos en la edad adulta, independientemente del sexo, las horas de televisión, la situación socio económica de los padres, o la actividad física que desarrollan. En los adultos se ha observado que el índice de masa corporal es significativamente mayor entre aquellos que duermen menos de cinco horas. La corta duración de horas de sueño se ha relacionado con numerosos problemas de salud, incluidos derrames cerebrales, enfermedades cardíacas, hipertensión, lo que aumenta el riesgo de muerte.

Así que ¡Acostarse tempranito y no madrugar mucho!

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