OPINIÓN

El último reto de navantia

Rejuvenecer la plantilla y rediseñar los objetivos son las metas

La Voz de Cádiz

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Los trabajadores de Navantia, los de la industria del metal en general, están hartos de vivir a salto de mata, sin saber si tendrán barcos, coches, faena que echarse a la boca dentro de medio año. Llevan así décadas, sin estabilidad ni plan, sin futuro ni previsiones. Han iniciado protestas para que alguien les aclare de qué vivirán las dos décadas próximas y no el año que viene, del que nos separan tres meses. Esa debiera ser la finalidad del cacareado Plan Industrial de Navantia para los próximos cinco años. Ya tiene forma, números y plazos pero le falta cabeza. Los remilgos sobre la industria militar o la preocupación por la contaminación que provocan los automóviles debe compaginarse con los proyectos de construcción. Tras una dura, pero esperada, negociación para adaptar la empresa a los nuevos tiempos y a las nuevas necesidades, la dirección y el Comité Intercentros anunciaba hace meses el cierre de una negociación que marca el futuro inmediato de los astilleros públicos, con los gaditanos en el grupo de los más destacados por capacidad, por tradición y tamaño. Pero falta saber cómo serán los encargos, de dónde vendrán, qué queremos hacer, para quién. La Sociedad de Participaciones Industriales (SEPI), entidad pública a la que pertenece Navantia, ha presentado ya un documento que recoge las claves del trabajo para un lustro. Los trabajadores piden un guión para ocho legislaturas. Es decir, para 32 años, hasta mitad del siglo XXI concretamente.

Piden un petrolero más para Puerto Real, que se queda sin faena en mayo, pero saben que eso es pan para hoy y temor para el futuro inmediato. Quieren saber a qué se van a dedicar las plantillas que formarán los que ahora son jóvenes, adolescentes, casi niños. Eólicas, barcos de guerra sí o no, gaseros, petroleros, estructuras gigantescas... Estaría bien tener alguna idea aproximada para luego, precisamente, aproximarse a su posible ejecución. De forma paralela, es preciso modernizar los astilleros y, sobre todo, para rejuvenecer su plantilla.

El objetivo no es otro que hacer más competitiva y estable a esta empresa pública de peso fundamental en la economía de la Bahía de Cádiz. Sobre la mesa queda el reto que supone la aplicación de lo que se ha venido a llamar ‘Astillero 4.0’, que no es otra cosa que la reconversión de las líneas de producción de la industria naval. No obstante, uno de los apartados más importantes que encierra este nuevo plan industrial es el rejuvenecimiento de la plantilla pero sobre todo, darle a esa savia nueva una orientación de la que será su labor.

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