OPINIÓN

El teatro de la distancia política

El PSOE local debe atemperar sus ataques a Podemos, y viceversa. Todas las opciones de que en mayo haya un alcalde de izquierdas pasan porque vuelvan a entenderse

Las campañas electorales, ahora quasieternas, suelen ser temporada de promesas sin compromiso, de frases hechas y eslóganes sonoros. Pero, también, de distanciamiento. Las formaciones políticas que se asociaron en el anterior mandato, en la anterior legislatura, se ven en la situación de resaltar lo que les diferencia de los que, hasta hace unas semanas, eran sus socios. Lo hemos visto mil veces, la última en la campaña de noviembre pasado, por las autonómicas, entre Ciudadanos y PSOE.

Lo volveremos a ver mil veces más porque es una ley de la política, hay que desmarcarse para pedir el voto, separarse. Los socialistas gaditanos llevan casi cuatro años tratando de hacer que el electorado local de Cádiz olvide lo que José María González y Fran González pactaron en aquella reunión de la asociación de vecinos de Puntales del final de la primavera de 2015.

El primer responsable de la lista gaditana de Podemos se encerró varias horas con el portavoz socialista, Fran González. Ambos salieron con un acuerdo de investidura que permitiría la toma de posesión del actual alcalde. Se supone que habían cerrado un pacto para tener una mínima base que permitiera a unos gobernar con la colaboración –al menos, sin el rechazo– de los otros, los obligados a permitir ese gobierno con su mano alzada. Cuando se acerca la celebración de las elecciones municipales, ambas partes están obligadas a decir que desconfían cada vez más la una de la otra . González y González nunca han encontrado formas de entenderse pero uno es alcalde gracias al otro.

Ayer, en la presentación del aspirante socialista, abundaron las críticas al Gobierno local que el PSOE permitió, sostuvo y sostiene. Llegaron a calificarlo de «broma» con la seguridad de que todos los presentes han decidido olvidar que si se ha gastado esa chanza con la necesaria colaboración socialista.

Si ese alcalde mereció el apoyo del PSOE hace cuatro años y no se ha interrumpido, resulta incoherente una crítica tan descarnada. Los socialistas deben saber que han de hacerse responsables de aquella decisión y, además, todas las opciones de que exista un futuro Gobierno municipal de izquierdas , con alcalde de Podemos o PSOE pasa por un nuevo pacto. Así que podrían ahorrarse el teatro. O bajar el volumen.

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