Julio Malo de Molina - OPINIÓN

Sombrío agosto del 36

Alicia Domínguez deduce que la desmedida violencia planeada por los sublevados tenía una finalidad más preventiva que punitiva

Repaso un libro de la investigadora Alicia Domínguez , ‘El Verano que Trajo un Largo Invierno’ (Quorum, 2011), en el cual se describe la durísima represión desatada por las tropas rebeldes en la ciudad de Cádiz cuando ésta es tomada sin resistencia el día siguiente al pronunciamiento militar , inicio de una cruenta guerra civil que estremeció a un mundo convulso. Sorprende el despliegue de tanta violencia en una ciudad donde no se habían producido conflictos antes de su ocupación, ni siquiera durante el corto periodo de gobierno del Frente Popular, contra el cual se producía la intervención militar.

Como otros investigadores, Alicia Domínguez deduce que la desmedida violencia planeada por los sublevados tenía una finalidad más preventiva que punitiva; en otras palabras, la táctica era mantener muy controladas las zonas ocupadas, a costa de eliminar a cualquier persona con ideas próximas a las de ese régimen republicano, laico y progresista, que se prendía abolir. Lo confiesa con contundencia el general Yagüe en una entrevista concedida al corresponsal de ‘New York Times’ después de fusilar a más de cuatro mil personas en Badajoz la noche misma en que toma la ciudad, un 14 de agosto de 1936: «Mis órdenes son avanzar sobre Madrid, no quedarme de carcelero en Badajoz».

Dos crímenes ilustran esta dura estrategia de guerra. Federico García Lorca a sus 38 años ya era uno de los mejores escritores de la lengua castellana; no pertenecía a partido o sindicato alguno, simplemente era homosexual y masón, circunstancias sospechosas para quienes preparaban la destrucción del orden republicano. Detenido en la casa granadina del poeta Luis Rosales el 14 de agosto de 1936, tres días después le trasladan al Cortijo de la Colonia, en la carretera entre Víznar y Alfacar, donde aún se hacinan los restos de dos mil víctimas más.

En la madrugada del día 18 le fusilan junto a un maestro y dos banderilleros, en la ejecución participaron diez militares que fueron localizados y han descrito los hechos. El gaditano José de Barrasa y Muñoz de Bustillo ; hijo de almirante, diputado y senador, se doctoró en Derecho en Madrid e ingresó en el Cuerpo Jurídico Militar; personalidad culta, destaca también a través de sus artículos de prensa y como concejal del Consistorio gaditano. El 23 de julio un grupo de falangistas saquean su domicilio y le detienen por ofrecer resistencia; el 28 de agosto le fusilan junto a: Milagros Rendón, Manuel Morales y Manuel Cotorruelos. Como en el caso de García Lorca no hay razones más allá de esa estrategia ‘preventiva’ que pagaron con frecuencia personas de acrisolada honradez liberal.

Aquel tétrico verano abrió un oscuro invierno; pero como sostenía Neruda «debajo de España latía España», y en circunstancias adversas florecieron ramilletes de cultura alegre , valiente y desenfadada, como la excelente obra libre y rebelde del cineasta Basilio Martín Patino : ‘Nueve Cartas a Berta’ (1966), ‘Canciones para después de una guerra’ (1971), ‘Queridísimos verdugos’ (1973), ‘Caudillo’ (1974); referentes de mi generación, la que nació en posguerra y vivió la universidad inconformista de principios de los setenta.

En su último trabajo, ‘Libre te quiero’, guiño cómplice al poema de García Calvo, con 81 años rueda a pie de calle 25 horas sobre el Movimiento 15M, retratando con pundonor de especialista la felicidad callejera que devolvió a los jóvenes la ilusión por intervenir en los asuntos públicos. El pasado 12 de agosto nos dejaba, definitivamente agosto es mes que se nos ha dado mal a los españoles.

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