José Manuel Hesle

Sembrar es lo que importa

En la medida que las estructuras democráticas han ido evolucionando, se ha venido produciendo un mayor distanciamiento entre la ciudadanía y sus representantes electos

José Manuel Hesle
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Es muy difícil. La gente no piensa así. Lo primero que se les ocurre, cuando alguien les convoca, es que algo pretenden. Que algún interés esconden. Te acuerdas cuando se pusieron los ascensores y se pintaron los bloques. El tema de conversación en todos sitios era que se estaba mangando por algún lado. Es una pena, pero así es. Yo mismo tuve que dejar de organizar la convivencia que hacíamos, al comenzar el verano, porque aquello era una lucha y un mal trago. Cada uno tirando solo para los suyos y como si no hubiesen comido nunca. Qué necesidad tengo yo de complicarme. Rafa, expresa así su escepticismo ante mi invitación a participar en un nuevo intento por recuperar el buen rollo que parece estar perdiéndose, cada vez más, entre los vecinos.

No dice directamente que no, porque su calidad humana le impide ser desconsiderado, pero - como buen conocedor de la calle - casi ha tirado ya la toalla. Luis, me lo adelantaba también la semana anterior, después de darle la brasa con que si no favorecíamos el encuentro y el respeto a todas las opiniones, el barrio seguiría perdiendo oportunidades. Eso es muy complicado, dijo, después de guardar silencio durante todo el rato. La familia de Luis vive de un pequeño negocio y está acostumbrado a oír de todo y a todos. El mostrador es, como siempre fue, muro de lamentaciones, púlpito y diván de las inquietudes, miedos, lamentos y desahogos del vecindario. Basta acercarse a cualquiera de ellos y meter la oreja para tomar el pulso al barrio y la ciudad. La situación, sin demasiadas diferencias, podría ser aplicable a cualquiera de los rincones de ésta última, aunque no es un mal que nos aqueje solo a quienes vivimos aquí.

Así, al menos, lo reconoce el informe sobre participación de los ciudadanos en la vida pública local, elaborado por el Comité de Ministros del Consejo de Europa. En la medida que las estructuras democráticas han ido evolucionando se ha venido produciendo un mayor distanciamiento entre la ciudadanía y sus representantes electos y, al tiempo, una perceptible indiferencia de aquella hacia los asuntos públicos. Como resultado, una progresiva debilidad de las instituciones representativas. Por eso, el documento referido defiende la urgente necesidad de mejorar la calidad de las relaciones entre los representantes y los representados y de la participación directa de los segundos en la gestión de los asuntos que afectan a sus condiciones de vida. Compartimos, por tanto, actitudes con nuestros vecinos europeos. Si bien, los matices de cada estado, localidad y comunidad difieren. Por ello, cada cual debe abordar la preocupación expresada ajustándose a su realidad concreta.

La nuestra, tiene también aspectos comunes que responden a la trayectoria colectiva de cada barrio y a la de la ciudad en conjunto. La desconfianza mutua, la resistencia a expresar abiertamente lo que nos inquieta y a escuchar lo que preocupa a quienes no tragamos, la tendencia a la descalificación y a la confrontación tiene su explicación en ella. Décadas de dependencia institucional, promesas incumplidas e instrumentalización política de las necesidades podrían ser algunas de las vivencias acumuladas.

La revitalización de la ciudad que unánimemente reclamamos solo podrá afrontarse desde la reflexión compartida y el trabajo colaborativo de toda la ciudadanía. Sí, ya sé, no es fácil. Aunque si, como apoya Antonio Colinas, sembrar es lo que importa, habrá que seguir sembrando.

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