La marihuana se extiende por la provincia

En los últimos meses se han disparado los hallazgos de estos cultivos en naves y casas

No hay que tirar de cifras oficiales, no hay que esperar a que venga alguien a decirnos con estadísticas en la mano, que el cultivo de plantaciones de marihuana se ha disparado en la provincia. Desde hace unos meses a los medios llegan informaciones casi semanales de operativos policiales, bien de Policía Nacional o de Guardia Civil, que dan cuenta de la desmantelación de instalaciones dedicadas a la ‘maría’. Una droga que, aunque está quizá socialmente más aceptada por aquello de que el cannabis tiene propiedades paliativas, no deja de ser un estupefaciente. Y lo que se advierte es que al haber cambiado los modos en su cultivo, con más químicos cada vez, es más adictiva y dañina.

Como publicamos hoy en este periódico, solo en los últimos tres meses, la Unidad de Drogas y Crimen Organizado junto a los grupos de Estupefacientes de algunos municipios de la provincia como El Puerto o San Fernando han trabajado a destajo para desmontar estas plantaciones que se ocultan ahora en naves y, sobre todo, en chalés o casas de campo. Han hallado una veintena de ellas. Y lo que cuentan es que es una práctica que va a más. De hecho ya hay históricos narcotraficantes del hachís que han visto en estas instalaciones ilícitas una oportunidad de negocio más rentable y, ante todo, menos arriesgada, que dedicarse a otras drogas.

Sin embargo, este trabajo policial es muy costoso. Tanto toda la investigación previa como posteriormente poder cavar más hondo. La ley no pena igualmente a este tráfico que a otros y esto hace que las pesquisas que tienen que realizar no vayan acompañadas de la misma contundencia judicial a la hora de permitir ciertas herramientas que les serían necesarias para destapar todo lo que hay detrás de estas plantaciones. Tampoco los medios son los deseados. Cada vez que se desmantela uno de estos cultivos son necesarias muchas manos y no siempre las hay, o realmente, no merece la pena tanto esfuerzo.

De ahí que las fuerzas policiales que persiguen este delito exijan trabajar de acuerdo a una norma que sea más dura. Es decir, dejar de estar en un camino intermedio entre la política de la regularización de la marihuana y los delincuentes. Si después de todo ese trabajo, el que ha infringido la ley se enfrenta solo a multas o a penas de prisión muy bajas (y si es reincidente) es normal que se cuestionen si realmente ha valido la pena tanto esfuerzo.

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