OPINIÓN

Los males del Concurso (III): La falta de ingenio

Esta falta de ingenio está haciendo que el Concurso se convierta en algo chabacano, vulgar y carente de todo gusto carnavalesco

Siguiendo con mi enumeración, que durante estas semanas estoy realizando sobre los males que a mi entender afectan al COAC, hoy toca el ingenio. No nos engañemos, todos los que escriben en Carnaval no pueden ser Martínez Ares, Juan Carlos Aragón, el Yuyu o el Selu . El auténtico problema de tener estos grandes genios a la hora de escribir o componer en nuestro Concurso es que muchos autores de «medio pelo» se piensan que también tienen ese don y se permiten el lujo de traer al Concurso auténticos muermos como si fueran joyas de arte .

Desde el que pretende iniciar el popurrí a doce voces, y que al final terminó con cada componente cantando por su lado, hasta el que hace un pasodoble metiendo las cuerdas de voces poco a poco y que, como se diría con ironía gaditana, fue «de vellitos de punta». Desde el que pretende traer la música más original (el daño que han hecho los programas de ordenador para esto) al que hace versiones insoportables de las canciones del momento. Desde el que se cree un talento y escribe un pasodoble al momento de hacer aguas mayores al que pretende hacer una letra emotiva y termina siendo un culebrón venezolano.

Pasando por el que hace una letra de defensa acérrima a la mujer pero en el popurrí habla de la «parienta» , o hace la típica broma con las casas de lucecitas o se menciona de forma despectiva al que tiene otra opción sexual diferente a la que le correspondería. Esta falta de ingenio está haciendo que el Concurso se convierta en algo chabacano , vulgar y carente de todo gusto carnavalesco. Ese ingenio a la hora de escribir un pasodoble al peo, perdón por la palabra, que el Yuyu demostró en su día se ha quedado hoy en un vulgar intento por aquellos que carecen de esa gracia especial, de ese ‘age’ que le decimos en Cádiz.

Ya lo dijeron en su día ‘Los borrachos’ al cantar aquello de «yo admiro el doble sentido de algún conocido poeta de Cádiz (…) olla va con polla, va trabajo con carajo y rima Logroño con coño». Pues con el paso de los años, esto ha ido a peor. No solo se tira de rimas cada vez más chabacanas, sino que ya ni se intenta utilizar el doble sentido característico de las agrupaciones carnavalescas para decir las cosas pero sin nombrarlas. Arte este del mostrar pero escondiendo que, si bien viene desde lejos, muchísimos autores en la actualidad no saben plasmar en sus letras.

Por mi parte, no se que pensarán ustedes, admiro más al autor que pretende ser fiel a lo que sabe hacer, el gran ejemplo para mí es Manolo Santander , que a aquel qué pretende traer algo novedoso pero se queda en un «querer y no poder» y de los que, últimamente, hay muchos en nuestro Concurso. Este chirigotero viejo, de los que han echado los dientes en las tablas del Falla, se mantiene fiel a la chirigota añeja de la Viña. Lejos de innovaciones musicales o de alardes vocales, años tras año nos trae lo que mejor sabe hacer, que no es poco, algunos años con más suerte otros con menos, pero siempre nos deja letras para el recuerdo.

Y es que, como dice el refrán «si no sabes torear para qué te metes» podríamos extrapolarlo al Carnaval y decirle a más de un autor moderno «si no sabes innovar para qué te metes».

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