Fernando Sicre Gilabert - OPINIÓN

Lastre de ser jefe de Lastra

Normalmente todos los que trabajan por cuenta ajena se consideran mal pagados y todo aquel que paga piensa que lo hace en exceso

Fernando Sicre Gilabert
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Normalmente todos los que trabajan por cuenta ajena se consideran mal pagados y todo aquel que paga piensa que lo hace en exceso. En España los convenios colectivos regulan la cuestión salarial desde una posición de máximos, que dejan poco espacio al acuerdo individual, homogeneizando las percepciones salariales de los trabajadores de los distintos sectores de la actividad, alejándose del concepto de productividad en su determinación y cuantificación. Otra cosa es la regulación mediante Real Decreto del salario mínimo interprofesional. Aumentar el salario mínimo es una pretensión de todos los políticos que lo venden como un logro de progreso y sensibilidad social. Con toda seguridad, a quien no beneficia la subida del salario mínimo, cuando su cuantificación es producto del cálculo político que no económico, es a la economía en su conjunto, ya que ni ayuda a contener la inflación, ni a la creación de empleo.

La determinación del salario mínimo es una cuestión de política económica que se adopta en un contexto determinado. A mayor diferencial entre el porcentaje de subida del salario mínimo y la situación de equilibrio, mayor dificultad para que el mercado de trabajo se desenvuelva en situación de normalidad y se cree empleo, que es la medida más social que puede adoptar cualquier gobierno en situaciones de crisis. Por eso la adopción de la cuantificación del salario mínimo no puede consistir en una cantidad que se asemeja más a una ocurrencia que a una decisión de política económica equilibrada y racional que vaya a beneficiar al conjunto del sistema. Piensen que Toni Ferrer de la UGT es el encargado de empleo de la nueva ejecutiva del PSOE y dice que «su pretensión es construir políticas socialdemócratas serias».

Un sistema de pensiones sustentado en un sistema financiero de reparto es y será siempre un problema. El reparto se fundamentan en el principio de solidaridad intergeneracional, de tal forma que nuestros padres financiaron el sistema para nuestros abuelos y nosotros a nuestros padres. Ahora el flamante Secretario General socialista en un ataque de «bondad infinita» con el dinero ajeno (aparece en la ejecutiva del PSOE la señora Carmen Calvo manifiesta que hay que subir las pensiones, pero sin considerar la situación financiera del sistema, sino como producto de una decisión política. No sé si en el ataque de estupidez, ha prevalecido su condición de socialista, la de activista socio-sindical o la de ambas cosas a la vez. Yo me inclino por esto último. Es la versatilidad del pensamiento único de la progresía izquierdista española. El ajuste permanente del sistema a las circunstancias financieras exigirá recortarlo si se pretende su pervivencia en los próximos años. El factor de sostenibilidad es el eufemismo ahora utilizado para recortar la pensión de jubilación y ajustar el coste de la misma a las nuevas circunstancias originadas por el aumento constante y progresivo de la esperanza de vida de los españoles, cifrado en la actualidad en 79 años para los hombres y 83 para las mujeres. El factor de sostenibilidad es una revisión del sistema de pensiones que posibilitará su adecuación permanente a las circunstancias económicas y demográficas de cada momento, dado el sistema financiero de reparto. Los cálculos existentes suponen que cada diez años, la esperanza de vida aumenta en un año. No sé si la escala de gestión otorga una visión global del sistema de pensiones como para tomar decisiones acertadas. Se lo pregunto a la sñora Valerio, como miembro de la paradigmática ejecutiva socialista lastrada ‘ab initio’ por el jefe de Lastra.

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