La Voz

La herida de cada día

Los socialistas de Cádiz abren su periodo electoral instalados en la desconfianza

Las heridas del pasado otoño siguen abiertas diez meses después del infame choque de la Ejecutiva Federal en Madrid. Es evidente que las distancias son aún siderales, que los reproches no han cesado y que las miradas sobre el futuro del PSOE se mantienen tan diferentes como entonces. Es inevitable que esa situación en casi todas las agrupaciones de España vaya a pesar en el seno del PSOE provincial, que afecte de lleno a la familia socialista gaditana. La dirección provincial ha sido firme durante todo este, convulso, tiempo alineándose con la presidenta de la Junta de Andalucía y secretaria regional del partido, Susana Díaz.

Esta estrategia ha funcionado para aparentar cierta calma mientras se producía el relevo en Ferraz tras la derrota de la dirigente andaluza en las elecciones internas de primavera. Sin embargo, el paso del tiempo ha terminado por abrir vías de agua en la barca del socialismo gaditano. O por mostrar las que siempre existieron. Una nota pública de María Jesús Castro bastó la pasada semana. La veterana senadora isleña declaraba en público que las redes clientelares y los compromisos laborales de muchos militantes con la Diputación y la Junta pueden limitar la libertad de su voto para elegir secretario general provincial. Es decir, lo que siempre han denunciado los oponentes de los socialistas (desde el PP o Podemos, sindicatos y colectivos varios, sin diferencia) pero dicho desde dentro, desde la casa. Esas palabras evidencian el clima de desconfianza interno a la hora de designar al nuevo líder provincial. Irene García (que representa al ‘susanismo) aspira a la reelección y preside la Diputación. De ahí las reticencias del sector ‘sanchista’ que anoche elegía candidato en Jerez.

Con el viejo ‘clan de Alcalá’ neutralizado por el tiempo, la oposición al aparato llega ahora a través de una generación de jóvenes y otra de veteranos desencantados. Unos y otros ven en el auge de Podemos una consecuencia de las renuncias ideológicas. Están dispuestos a frenarlas con un acercamiento al radicalismo que es el principal reproche de la estructura del PSOE en la plaza de España, en la de San Antonio y en Sevilla. La guerra civil declarada en la organización cuenta cada vez con más voces críticas que rechazan la maniobra del sector de la capital hispalense. Y en esta partida no sólo se juegan su futuro los socialistas. Muchos que se creen ajenos, también.

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