El Festival de Málaga

Cuando nació el festival de cine de Málaga, hace ya veinte años, me pregunté qué sentido tenía hacer un festival sobre nuestra propia cinematografía pero, con el tiempo, doy la razón a los organizadores porque se ha convertido en una plataforma para nuestras películas y para quienes participan en ellas.

Hoy, dos décadas después, el festival de Cine Español se ha consolidado como el más importante de nuestra cinematografía tras el de San Sebastián. Su repercusión permite que muchas de las películas allí estrenadas lleguen a las salas comerciales. El festival de Málaga es un referente para nuestro cine y una puerta que se abre a representantes de otros países, que van a ver, durante los diez días que dura el certamen, cuáles son las propuestas de nuestros cineastas.

Ocurre y esto es lo menos positivo para mí, que el festival ha incorporado a su sección a concurso películas latinoamericanas algo que, a mi juicio, perjudica sensiblemente al festival de Huelva que va viendo mermada su influencia en la cinematografía iberoamericana. Huelva fue un referente para el cine iberoamericano en España y en Europa. Después de años de zozobra intenta recuperar su prestigio pero va a ser difícil si la competencia le sale en su propia comunidad. La sección Territorio Latinoamericano en el certamen malagueño me parecía apropiada y nos acercaba suficientemente al buen cine que se hace en esta región. El incluir el cine latinoamericano en la sección oficial perjudica a Huelva, por mucho que me digan que no resta sino suma. Para mí el pez grande se come al chico.

Cada certamen debe mantener su parcela y crear cuantas secciones paralelas considere oportuno para enriquecer su programación pero dejando su sección oficial para lo que fue creado.

En cualquier caso en Málaga, como en cualquier otro certamen, se ven buenas películas que pronto llegarán a los cines de toda España.