Ignacio Moreno Bustamante - OPINIÓN

Las encuestas o la verdad

En base a las encuestas se han organizado los debates televisivos y digitales

Ignacio Moreno Bustamante
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En España nos hemos entregado a las encuestas. Nos hemos abrazado a ellas como si fueran una verdad absoluta y, a partir de ahí, hemos montado todo este tinglado de la campaña electoral que nos ha llevado al agotamiento a casi todos durante los últimos quince días. En base a las encuestas se han organizado los debates televisivos y digitales, ninguneando de forma inmisericorde a Alberto Garzón, candidato de lo que queda de Izquierda Unida, o al de UpyD, que por lo visto sigue existiendo pero cuyo cabeza visible es un auténtico desconocido para usted, al punto que ni siquiera se sabe su nombre. Andrés Herzog.

Nos hemos aferrado a las encuestas, digo, pese a que prácticamente nunca aciertan. Tenemos casos claros y muy recientes.

Si los candidatos se eligieran por medio de este tipo de sondeos, les garantizo que el ilustre alcalde de la capital de nuestra provincia sería hoy un simple concejal que tendría que compaginar su labor en la oposición con lo que quiera que hiciera como profesor liberado sindical. O Javier Arenas hubiese sustituido a Griñán como presidente de esta nuestra Andalucía en 2011. No es necesario que les recuerde lo ocurrido en Reino Unido, donde todos daban por hundidos a los conservadores y finalmente Cameron no sólo ganó, sino que lo hizo con bastante holgura. Al fin y al cabo, una encuesta no deja de ser una muestra de apenas 1.500 o 2.000 personas que se pretende representen a millones de ellas. Y en muchos casos de forma interesada, según quién las encargue y las pague.

Sea como fuere, todo lo vivido hasta hoy carece de importancia. Hoy es el día. Hoy es cuando nos la jugamos de verdad. Hoy se demostrará si Albert Rivera tiene realmente tantos motivos para pasearse y expresarse como si el mundo no hubiese existido antes de su divino nacimiento o aún le queda mucho por aprender y madurar. Si Pablo Iglesias formará parte del futuro de España o pasará a la historia como un simple predicador barato de instituto de Secundaria. Si a Pedro Sánchez le funcionó su agresiva estrategia verbal o si Susana Díaz empezará a mover su silla esta misma noche. Si Alberto Garzón recupera el sitio perdido y nunca recuperado desde la época de Anguita. Si nos aprendemos el nombre del sustituto de Rosa Díez. O si se cumple el deseo de Mariano Rajoy de que este país sea gobernado por alguien serio, formal y cabal.

En nuestras manos está. En los sobres que introduzcamos en las urnas. Es un tema muy serio y debemos ejercerlo con responsabilidad, no con bilis. Si hacemos caso a las encuestas, esta noche no sacaremos nada en claro. Simplemente se abrirá la veda de los pactos y alargaremos esta agotadora agonía electoral. Si hacemos caso a la historia, los sondeos fallarán. Veremos.

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