El Apunte

Un debate imprescindible

La renovación urbanística de la ciudad y los planes para adaptarla a nuevas realidades deben formar parte de la agenda municipal junto a otras prioridades

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Todo ayuntamiento tiene la obligación de pensar su ciudad o pueblo, de tratar de adaptar el municipio, entendido como sus calles, avenidas y plazas, accesos y edificios, al tiempo presente y al venidero. Es una pata fundamental de la mesa en la que posar el bienestar de los vecinos. En Cádiz, ese deber aparece ahora sepultado por otras muchas circunstancias. La emergencia social es la primera de ellas. El nuevo gobierno local ha hecho bandera de la necesidad de muchos vecinos y resulta obvio que la solidaridad es el deber prioritario de toda institución, incluso de los vecinos. La inestabilidad política –local o nacional– impide pensar a medio plazo pero mientras se trabaja en ayudar a los que peor situación sufren, también conviene debatir y activar diseños nuevos en una localidad revisada en la que los ciudadanos tengan más opciones de ganarse la vida.

Cádiz, como cualquier lugar, tiene el reto de ser más atractiva y cómoda, más vivible y llevadera, para residir y para trabajar. Es otra forma, secundaria quizás, a velocidad lenta, de auxilio social, de generación de riqueza. Durante estos días, han aparecido debates que deben ser agrupados y afrontados. Pensar en el Cádiz de 2025 no significa abandonar a nadie a su suerte en la actualidad. Otras áreas, de forma paralela, pueden decidir si algunos tramos del Paseo Marítimo pueden ser cerrados al tráfico porque la ciudad ya tiene más vías de entrada y salida. Si los solares abandonados pueden ser reconvertidos en aparcamientos que permitan liberar otras vías. Si el carril bici crea nuevas situaciones, plazas, parques... Todo lo que forma una ciudad que ha cambiado de forma fundamental con un nueva conexión con la Península. El ofrecimiento de un arquitecto, que brinda su trabajo al Ayuntamiento, puede ser una anécdota, una idea suelta en una conversación colectiva que necesita de otras mil. Pero el debate urbanístico no es baladí, no es frívolo, ni aplazable. Nunca resulta innecesario. Convendría que el Ayuntamiento de Cádiz lo recordase para que los vecinos no lo lamenten en el futuro.

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