OPINIÓN

Customización

Con la extensión de las redes sociales, lo de la identificación y clasificación de nuestros gustos o cualquier otra cosa que nos perfile, está a disposición pública

La personalización está de moda. Ahora lo que se lleva es customizar, palabreja para reflejar la adaptación de cualquier cosa a nuestras preferencias personales. A pesar del origen anglosajón del término, lo de la customización se inventó en Cádiz que para eso somos el pueblo más antiguo, y más sabio, de Occidente. Por ejemplo, hoy se quema al Dios Momo lo que para el resto del mundo significa la terminación del carnaval. Sin embargo, nosotros hemos customizado el acontecimiento y lo hemos adaptado a lo que nos apetece por aquí porque, como todo el mundo sabe, el carnaval no acaba hasta dentro de dos semanas. Como en lo de customizar somos expertos, en Cádiz no corremos el riesgo de que, en esto de la personalización, nos den gato por liebre. Las empresas se han dado cuenta que, ahora, para vender un producto hay que personalizarlo lo que, a grosso modo, significa que el mismo producto se presenta a los potenciales compradores de la manera que resulte más atractiva a cada uno de ellos. Claro que para tener una variedad de trajes con los que vestir al producto hay que averiguar primero los diferentes modelos de vestimenta que puedan seducir a los distintos tipos de consumidores que, por cierto, son un montón. Esta diversidad tan grande en gustos posibles que, en principio, podría suponer una dificultad para clasificar las preferencias del personal, ya no es problema. Con la extensión de Facebook, Instagram y el resto de redes sociales que se nos ocurran, lo de la identificación y clasificación de nuestros gustos, aficiones, preferencias, motivaciones, o cualquier otra cosa que nos perfile, está a disposición pública. Y, al parecer, los algoritmos para manejar esa información funcionan perfectamente. Basta que se busque alguna cosa por Internet para que, en futuras búsquedas de cualquier otra materia, aparezca algún recuadro que nos remita a algún tema relacionado con la primera. Buena prueba de que estamos fichados, y convenientemente clasificados, en la red. Quizá por eso lo de la nueva Ley Europea de Protección de Datos que exige nuestro consentimiento para que las empresas puedan utilizar la información que disponen sobre nosotros y comunicarnos cómo la tratan, para qué o quién es el responsable de la misma. La importancia de la customización en las ventas de un producto también ha llamado la atención del mundo político, por lo que se acaba de aprobar una Ley que permite, en este caso sin consentimiento, utilizar los datos personales que tenemos en la red para la realización de actividades políticas en periodo electoral. O lo que es lo mismo, personalizar al gusto de cada cual, el producto por el que tendremos que decantarnos dentro de pocos meses; una customización, del mismo producto, perfilada según preferencias de cada consumidor. Así que dentro de nada vamos a recibir un montón de mensajes, dirigidos a nuestro propio nombre, en el que el candidato, adecuadamente presentado de acuerdo a cada uno de nuestros perfiles, se nos dirigirá ‘face to face’, para decirnos lo que cada uno de nosotros queremos oír. Para entonces ya habrá acabado el carnaval pero, con los mensajes recibidos, ya podríamos imaginar una agrupación formada por los diferentes tipos utilizados por un mismo candidato.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Ver comentarios