Cuidados Paliativos

Tengo el derecho de no morir solo; tengo el derecho de ser liberado del dolor; tengo el derecho de mantener una esperanza

Tengo el derecho de no morir solo; tengo el derecho de ser liberado del dolor; tengo el derecho de mantener una esperanza, cualquiera que sea esta esperanza; tengo el derecho de obtener la atención de profesionales, incluso si los objetivos de curación deben ser cambiados por objetivos de confort; tengo el derecho de no ser engañado; tengo el derecho de recibir ayuda de mi familia y para mi familia en la aceptación de mi muerte; tengo el derecho de morir en paz y con dignidad; tengo el derecho de ser cuidado por personas sensibles y competentes que van a intentar comprender mis necesidades y que serán capaces de encontrar algunas satisfacciones ayudándome a entrenarme con la muerte… Son algunos de los 13 derechos reivindicados con ocasión de la celebración, el pasado sábado, bajo el lema «Mi cuidado, mi derecho», del Día Mundial de los Cuidados Paliativos, un quehacer sanitario multidisciplinar en el que se atiende a las necesidades del paciente en todas las vertientes, ya sean los aspectos médicos y de cuidados sanitarios, como los psicológicos, emocionales y espirituales, sin olvidar los apoyos a las familias. Un quehacer, el de los Cuidados Paliativos, duro, sin duda, pero esencial para atender a la persona, en toda su dimensión, al final de la vida. El Colegio de Médicos entregará, esta semana, su premio anual a la Unidad de Paliativos del Hospital de Puerto Real, un reconocimiento merecidísimo a una representación de esos excelentes profesionales que dan lo mejor de si para atender a sus pacientes y a sus necesidades. Un quehacer, sin embargo, poco conocido y poco apoyado.

La OMS ha decretado que los Cuidados Paliativos son un derecho esencial para todas las personas y, sin embargo, en nuestro país, son miles los pacientes que no pueden acceder aún a estos servicios especializados existiendo, además, enormes diferencias entre las diferentes Comunidades Autónomas; un claro ejemplo de inequidad del sistema. Porque los Cuidados Paliativos son caros; no basta con la entrega personal, y sin descanso, de los profesionales de las unidades existentes, siendo imprescindible el que se les apoye con medios tanto humanos como materiales. Solo así se podrá cumplir con esos 13 derechos para con el paciente y sus familias. Poco se ha sabido de la trayectoria que ha tenido la proposición de Ley, presentada en el Congreso en el 2018, sobre los derechos y garantías de la dignidad de la persona ante el proceso final de su vida; tampoco si su transformación en Ley vendría acompañada de los imprescindibles presupuestos para disponer de los recursos necesarios en las unidades y servicios; nada, tampoco, sobre los requisitos para los profesionales que deberán trabajar en este ámbito tan necesario, nada sobre los apoyos a las familias. No ha sido un tema que haya sido abordado en los debates electorales y eso que oportunidades no han faltado en los últimos tiempos. Contrasta ese tratamiento con el dado al proyecto de ley de la eutanasia, o de regulación del suicidio asistido, cuando la cantidad de personas afectadas por una y otra ley es bien diferente. Quizá es que confundamos los Cuidados Paliativos con la propuesta de suicidio asistido. O quizá sea porque esta última sea mucho más barata.

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