La Voz de Cádiz

El calendario de un problema

El inicio del Concurso del Falla el 7 de enero revela el conflicto de las dimensiones del certamen

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El Carnaval, la mayor fiesta de la capital gaditana, llegará el próximo año (casi éste) con menos pausa que nunca, sin margen real entre las celebraciones navideñas y las coplas. 24 horas después de Reyes Magos, el 7 de enero, comenzará el Concurso Oficial de Agrupaciones del Gran Teatro Falla. Récord absoluto. Lo nunca visto. Los caprichos del calendario católico han propiciado en esta ocasión una celebración precoz que elimina cualquier margen entre Navidad y el desahogo previo a la Cuaresma. Ese espacio temporal existió el año anterior y permitió que el nuevo Gobierno municipal pudiera introducir distintos cambios que siempre tuvo proyectados, programados, tanto en el certamen como en la calle. Habrá que esperar para hacer un balance riguroso pero por el momento ya se pueden observar las primeras pistas del nuevo formato de fiesta que pretende la administración local.

Ahora, hace falta valor para limitar el certamen y este Ayuntamiento ha mostrado que sufre una especie de obsesión con el ritual del Falla, así que será difícil que sea el que se atreva a dar el paso.

Desgraciadamente, por más cambios que se realizan, parece que resulta imposible desterrar estas coincidencias puesto que el debate de la fecha fija encuentra tanto rechazo que ni sus promotores en el Ayuntamiento se atrevieron a mantenerlo. Ni el anterior gobierno local ni el nuevo, ni el creciente protagonismo de televisión e internet parecen ser capaces de plantar cara a los hábitos y preferencias de un sector de población.

Como noticia positiva, puede ser que nunca se vaya a producir tanto ahorro en el alumbrado festivo. Sólo habrá que instalar unas luces navideñas que no desentonen después y prolongar su funcionamiento. Así se ahorra un proceso de desmontaje y otro de montaje. Ya ha sucedido en años anteriores pero, el próximo, parece que alcanzará el extremo de eficiencia energética y estética.

Al margen de cualquier broma que los ciudadanos y aficionados quieran hacer (el terreno del Carnaval se presta a ellas), el conflicto real está en las dimensiones de un Concurso que siempre amenazó con tragarse todo el Carnaval y ahora también le da un bocado a las fiestas de Navidad. La fecha fija no parece una opción así que habrá que sentarse a coger el toro por los cuernos de una vez y para siempre.

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