OPINIÓN

Apuestas múltiples

Vamos, que el panorama que se presenta no tiene nada que ver con aquel escenario de 2015, salvo en una cosa: nadie sabe lo que va a pasar

A usted que anda escandalizado porque un senil Arturo Fernández ha dicho que no viene a Cádiz mientras gobiernen los “comunistas” , le diré una cosa. La memoria es mucho más frágil de lo que cree, y tan elitista como selectiva, porque solo permite que nos acordemos de lo que nos queremos acordar, y despliega un complicado sistema de cribado neuronal para que no recordemos aquello que no conviene recordar –como la oxitocina en los partos, para que me entienda-; porque no es la primera vez que el decadente galán nos regala perlas cultivadas, tantas, que podríamos hacernos un rosario con todos sus misterios y aún nos sobrarían cuentas que saldar.

“Chatín, que te voy a canear” era una de sus citas más repetidas en aquella España que vivía en el ático de sus posibilidades a mediados de los noventa, cuando un joven Aznar llegaba a la Moncloa , después de grabar a fuego aquello de “váyase, señor González” que se hizo muletilla en las mejores plazas. La crisis del 93 trajo como consecuencia, añadida y nefasta, una televisión timorata , cuyos buques insignia fueron “Hostal Royal Manzanares” –sí, lo sé, un horror- y las no menos tremendas “Menudo es mi padre” –con el nada blandengue Fary- y “La casa de los líos”, líder de audiencias, con un ya entonces trasnochado Arturo Fernández como protagonista.

A veces preferiría no tener esta memoria que me agota y me consume, pero crecí, como usted, pegada a una pantalla de televisión y todo lo resuelvo en 625 líneas. En fin, que lo del galán viene de antiguo. Ya hace años que se declaraba “un hombre de orden, de respeto y de disciplina” , en una entrevista en la que afirmaba que “si la izquierda maneja bien el país, seré de izquierdas” pero “si hay que ser de derechas, te diré que Franco a mi lado era comunista”. Toda una declaración de intenciones, como verá, de un ciudadano preocupado por el futuro “nos hemos convertido en un país de cobardes, de ignorantes y, sobre todo, de analfabetos a la hora de votar”. Oráculo del Señor.

Y todo este rollo venía a cuento, no de Arturo Fernández, sino de nosotros. Votantes, analfabetos o no, que estamos convocados nuevamente a las urnas para decidir la derrota -en el sentido más marinero del término- del gobierno municipal en los próximos cuatro años, con un mar tan revuelto y con tanta marejada de fondo que va a ser difícil llegar a buen puerto sin contar las víctimas del naufragio. Vamos, que el panorama que se presenta no tiene nada que ver con aquel escenario de 2015, salvo en una cosa: nadie sabe lo que va a pasar .

Porque hay un detalle con el que no se contaba. En estos cuatro años hemos estado en permanente campaña de elecciones ; como dirían los cursis “todo se ha hecho en clave electoral”, y en clave electoral se han quedado por el camino muchos de los sueños -más que proyectos- del “profesor de historia que hace historia” que decían los titulares en aquel junio de primavera ideológica. Los desahucios, la remunicipalización, los niños en ayuna, ningún gaditano sin vivienda , y la vuelta por el puente de la Constitución, de todos los gaditanos que habían salido por el puente Carranza. Yo le creí y, con la mayor ingenuidad del mundo, hasta le pedí entonces que cuidara del futuro de mis hijos con la responsabilidad del cargo que iba a ostentar. No pudo ser, y a día de hoy nuestros jóvenes solo tienen un futuro imperfecto, y de un verbo irregular, que hasta miedo me da escribirlo pero que usted conoce tan bien como yo.

Un verbo tan irregular como “gobernar” que es la pretensión, al fin y al cabo, del corolario de partidos que concurrirán a las elecciones municipales y de los que ya se van conociendo candidatos e intenciones. Pero el paisaje es tan cambiante que en un mismo día pueden darse las cuatro estaciones. Cuando en octubre de 2018, se presentaba el candidato Juan José Ortiz -me niego a usar el hipocorístico- nada hacía presagiar que tres meses más tarde el Partido Popular habría arrebatado al PSOE la eterna presidencia de la Junta de Andalucía; lo mismo que nadie imaginaba que cuando en mayo del pasado año Fran González daba el paso de encabezar la lista municipal, uno de los suyos acabaría siendo el peor presidente del Gobierno de España -y eso que con Zapatero lo tenía difícil- y que su presentación oficial, ayer, quedaría empañada por el vaho catalanista; tampoco nadie daba un duro por los dos concejales de Ciudadanos cuando la formación de Albert Rivera en la provincia andaba a la desesperada por colocarse donde fuera -quién les iba a decir que llevarían el negocio a medias con Moreno Bonilla. Y Vox .

En fin. Que lo que en condiciones normales podríamos jugar con el reglamento del “piedra, papel, tijera”, en la papeleta, se ha complicado tanto que se ha convertido en un juego de estrategias y apuestas múltiples de difícil componenda. Tal y como anda el personal, podrían establecerse alianzas tanto a este a este como al otro lado del río.

Sumen, resten, multipliquen o dividan, pero hagan sus apuestas porque esto no ha hecho más que empezar. Lo mismo hasta viene Arturo Fernández a seducirnos al Falla.

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