Carmen Moreno - opinión

La Voz

La industria de la música ha muerto. Ya no se venden discos, la gente no se gasta dinero en cd’s o vinilos

Carmen Moreno
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La industria de la música ha muerto. Ya no se venden discos, la gente no se gasta dinero en cd’s o vinilos, se los gasta en una plataforma digital gobernada por una de las mayores empresas cibernéticas del mundo, iTunes. Pero, ustedes saben que la música está en crisis porque los músicos tienen micrófonos y porque se han movido en ventas millonarias. En cambio, la industria del libro no tiene ni focos, ni micros, pero vive sumida en la misma crisis con el agravante de que aquí no hablamos de esas cifras astronómicas.

No se trata de hacer una comparación perniciosa, ni nada por el estilo. Esta reflexión llega más bien por las medallas de la libertad, entregadas por Obama a un grupo de artistas norteamericanos de los que dijo: «Son gente que me han ayudado a ser quien soy».

Trasladen esa imagen a España, ¿se imaginan a algún cargo público diciéndole a un artista español (se dedique a la música, el teatro, el cine, la literatura, la fotografía, etc.) «vosotros me ayudáis a ser mejor»? Antes implosionaría el universo conocido llevándose por delante al desconocido.

En España los artistas son esos seres que no trabajan, que se dedican a la vida ociosa, que son unos bohemios. Lo único que denota este pensamiento, escuchado en más de una ocasión, es una falta infinita de conocimiento sobre el trabajo de los que se dedican a cualquier disciplina artística.

Una muestra de ese desconocimiento que tan a gala llevamos los españolitos es el caso de Rocío Jurado. Una artista, nacida en Chipiona, que amaba por igual su provincia y Sevilla; que llevó el nombre de esta ciudad por el mundo entero; que se sentía orgullosa de ser del Sur (ese Sur tan vilipendiado). Rocío Jurado fue nombrada en el año 2000 la mejor voz femenina del siglo XX en Nueva York, ¿y qué?

Este año se cumplen diez años de su fallecimiento y no se nos ha movido el flequillo.

Recuerdo cuando murió Michael Jackson, David Bowie o Leonard Cohen, las redes sociales se llenaron de comentarios: «tengo toda su discografía; le seguí siempre». Y ese siempre lo decía una persona de 22 años que, perdónenme, o es verdad que existe el cielo y tiene hilo musical, u, hombre, Bowie y Cohen ya tenían sus años.

No es que estos tres artistas no merezcan reconocimiento, no me malinterpreten, es más bien, un poco de cansancio frente al desconocimiento y una actitud de vergüenza por lo nuestro. Yo soy juradista y creo, de verdad, que si hubiera nacido en el Bronx, otro gallo nos cantaría. Pero ella era de Chipiona, mire usted que guasa. Era orgullosa, guapa, la mejor voz femenina del siglo XX, que no lo digo yo, lo dicen ellos. Y hace diez años de su muerte.

Diez años ya desde que se nos rompió la voz de tanto usarla.

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