OPINIÓN

Agua, por favor

Es necesario que nos dejemos de inútiles políticas de hueras y secas palabras y nos dediquemos a mejorar rápidamente nuestras infraestructuras y reservas

Nacimos, como naturaleza acuática. Los primeros sucesos evolutivos nos extrajeron del mar. Un mar que sigue siendo el 71 % de la superficie de la tierra. Los océanos, como dice la amiga wiki, es el 96,5% del total del agua del planeta. Siendo así, un ... mundo líquido, nos situamos en zonas con inmensa carencia de este ingrediente básico, para seguir asistiendo cordialmente a cada día de nuestras vidas.

Argelia se abastece escasamente de pozos y pequeñas cantidades que les llegan por lluvias, como por aquí, cada vez más escasas. Sus nuevos recursos de agua útil los generan con grandes desaladoras como la de Tenés, construida por una empresa española, que produce 200.000 metros cúbicos de agua al día. Marruecos, también se orienta a una política de desoladoras de grandes volúmenes, como la nueva de Agadir, que construye, reitero, la misma empresa española que en Argelia, salvada de la quema hace unas semanas, y que producirá unos 270.000 metros cúbicos al día, 150.000 de agua potable y 125.000 para regadío. Una vez terminado este gran convertidor de agua potable, podría alcanzar los 400.000 metros cúbicos al día. Cádiz que consume 6 millones de metros cúbicos al año, unos 15.000 al día, con esa desaladora, en solo dos horas nos daría de beber. Está claro que en las zonas de desertización como la nuestra, la pervivencia por el recurso vital, tiene que venir convirtiendo los mares en aguas aprovechables. La materia prima, en principio, es inagotable

Las primeras sequías, según datos, fueron sobre 1749-53, afectando más al norte que al sur; entre 1944-46 el Ebro se secó completamente; en 1979-83, Sevilla permaneció sin agua diez horas al día; o la de 1991-95, en la que llegamos a reducir las reservas en casi un 15%. La última es la que sufrimos ahora, dramática en 2017. Para colmo, Doñana, la joya medioambiental y el humedal más grande de Europa, ahora escasamente visitado por las lluvias, sí por el Rocío, es el arma arrojadiza de los partidos. Debiera ser una única prioridad, aunque sea para dar de beber a los animales y árboles, no solo a las fresas. Las sequias son anomalías transitorias, pero cada vez más asiduas.

¿Desde cuándo hace que no generamos en España pantanos, para el consumo habitacional o para el campo? Llevamos sin hacer muchos más, desde que murió el que todos sabemos. El embalse de La Serena en Badajoz, de 1990, ahora con el 14,7%, es el más grande de España, con capacidad para 3.200 Hm3, es el tercero de Europa detrás de Algeva en Portugal con 4.150 Hm3 y el de Kremasta en Grecia con 3.880 Hm3. La sombra de la sequía, acecha cada vez más larga y dura. Los pantanos españoles están en el 48,2%, unos 28.000 Hm3. Si estuvieran llenos estaríamos en 56.000 Hm3, suficientes para aguantar unos cinco años. Está claro que no va llover tanto para llenarlos, ni las lágrimas de estos días supondrán mejoría. Hay que aumentar realmente las provisiones de agua. Los acuíferos subterráneos, siguen mermando a los mismos ritmos que los superficiales.

Con estos números con los que les he atiborro hoy, solo quiero que comprendan que es uno de los más graves problemas de supervivencia, ahora y en el futuro, para esta tierra sureña. El cambio climático ayudará a que la sequedad agobie más acusadamente. Es necesario que nos dejemos de inútiles políticas de hueras y secas palabras y nos dediquemos a mejorar rápidamente nuestras infraestructuras y reservas. No nos damos cuenta que, si no, tendremos que irnos otra vez para el norte. Quizás esa es la solución que pretenden muchos. Salud y agua.

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