Hughes

La política en los sanfermines

El vandalismo de baja intensidad, la zafiedad, es tolerado en San Fermín con un criterio generoso

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Si se mira bien, todo es política. Hasta las fiestas se han politizado intensamente y no descansa el organismo. El chupinazo de ayer dio inicio a los sanfermines con la polémica de la bandera. El alcalde de Bildu colocó la vasca pese a las sentencias judiciales en contra. Una de las frases más deleznables del tertulianismo es "con la que está cayendo". A veces es inevitable. Con la que está cayendo, lo de la bandera parece una anécdota, pero es una muestra más de rebelión simbólica en el espacio público. La delegación del Gobierno iniciará una escalada de recursos, pero la Ley no se cumple por ausencia de fuerza coactiva concreta. El Ejecutivo se refugia en las togas. Sobre la excepcionalidad navarra, que justificaba su foralidad, se cierne ahora la vasca y al españolito se le queda cara de paria subconstitucional.

Con el animalismo en San Fermín también pasa que sí pero no, o que no pero sí. Hubo protesta animalista de PETA, pero no la general indignación de otros festejos. Cierto progresismo (actores, presentadores, personas sensibles en general) no sufre tanto por estos animales. Total, solo los corren por las calles para luego torearlos. Meterse con San Fermín sería tremendamente impopular y la encrucijada humanista de Tordesillas (aquella movilización de glándulas lacrimógenas) aquí no opera.

Hay más en que fijarse. El vandalismo de baja intensidad, la zafiedad, es tolerado en San Fermín con un criterio generoso. Muchos de los que se vieron heridos en lo más hondo por los episodios de procacidad en el Orgullo Gay, ¿se consternarán ahora por esa gran exhibición mamaria, cipotuda y urinaria? Algo del desparrame sanferminero se parece al turismo etílico anglosajón, es remotamente Magaluf, aunque se recubre del prestigio literario aventurero de Hemingway y sus émulos.

En una intensidad más alta de vandalismo, las agresiones sexuales serán una preocupación. La sensibilidad sexual actual, creciente, vigilante y participada públicamente, se compadece mal con el aumento de estas agresiones. ¿De qué sirve su constante pedagogía si luego salen cafres así? Al acabar, se hará balance de heridos en encierros y de víctimas en asaltos sexuales. San Fermín contiene bastante política, sí, aunque sobre todo es una gran y querida fiesta.

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