Salvador Sostres

La España sexy

Salvador Sostres
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Hay una España que crece en el pacto y en la concordia y otra que necesita generar y exagerar problemas para justificar su existencia. Hay una España que puede sentir el orgullo de haber superado la más honda crisis de nuestra era y una España que insiste en el atraso, en la queja y en la miseria, y dice que no hay solución porque es incapaz de pensar en una.

La idea de que somos un gran país se refleja en nuestro crecimiento económico, en nuestro sistema de libertades y en nuestra calidad de vida tanto como en la vergüenza ajena que producen los exabruptos de Podemos y de su líder, Pablo Iglesias, que como los palestinos no pierde ninguna oportunidad de perder una oportunidad.

Nos ha costado un año -un año sin Gobierno- que los socialistas se dieran cuenta de que su lugar es el centro y no la esquina marginal de los populismos: y si perseveran en la moderación, en el espíritu positivo y en la cordura, pronto verán cómo se recuperan sus expectativas electorales y vuelven a ser la alternativa fiable que necesita nuestra democracia, aunque sólo sea porque es difícil que las cosas puedan irles peor.

También Ciudadanos -sobre todo tras el fallecimiento de Rita Barberá- tendrá que darse cuenta de que en el lado brillante de la vida resulta mucho más útil al conjunto de los españoles que haciéndose los estrechos con sus escraches políticos de tan trágicas consecuencias.

Hay una España alegre, capaz, imaginativa, que supera el resentimiento para encontrarse en la esperanza. Hay una España fértil, poderosa y sexy que en no pocas ocasiones ha deslumbrado al mundo entero, y cuya peor enemiga no es ninguna otra potencia, sino esta oscura pasión con que tantas veces a lo largo de nuestra historia nos hemos dejado llevar por nuestros peores demonios.

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