Antonio Burgos

Echar al PP

El problema no es a quién votar, sino qué van a hacer con mi voto: si a echar a Rajoy o a qué guapo van a beneficiar

Antonio Burgos
Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Leyendo las declaraciones de los partidos tras la última encuesta del CIS sobre lo que va a votar el personal en vísperas de las Pascuas, saco una consecuencia que no es un análisis político en Tertulianés, sino como una previsión meteorológica a ojo de buen cubero:

–¡Ofú, lo negro que viene por ahí para el PP! ¡No va a caer ná!

Análisis meteorológico del 20-D que me ha recordado la prosa precisa y hermosa del Catecismo Ripalda al rematar los diez mandamientos: «Todos estos mandamientos se encierran en dos: querer a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo». Lo he aplicado a las declaraciones de los barandas del PSOE, de Ciudadanos y de Podemos: «Todos estos programas electorales se encierran en uno: echar al PP de La Moncloa, como sea».

En el mundo de la ciencia quedan grandes incógnitas que no ha habido hasta ahora premio Nobel que las haya podido resolver. En el mundo de la práctica política queda otra gran incógnita, la de unos españoles perplejos de los que nunca hablan los periódicos ni se mientan en los mítines: los votantes. La incógnita del votante español del 20-D, elija la papeleta que elija, es: «¿Qué van a hacer estos tíos con mi voto, Dios mío de mi alma»? (Bueno, esto de «Dios mío de mi alma» está ya medio prohibidete, como luego contaré). El problema de los indecisos no es a quién votar, sino qué puñetas van a hacer con mi voto: si con él van a echar a Rajoy o a qué guapo de camisa blanca van a beneficiar, si a Sánchez o a Rivera.

Ante este pregonado Pacto de Perdedores ocurre ahora como en vísperas de las municipales. En ese laboratorio de la política española que desde 1812 es Cádiz, nadie creyó al Kichi cuando le preguntaron cuál era su programa y lo resumió en tres palabras: «Echar a Teófila». Y la echó. Con la impagable colaboración del PSOE, cuyos votos lo pusieron de alcalde, pero la echó. ¡Vamos que si la echó! Cambien la palabra «Teófila» por «Rajoy» y ahí tienen el Programa Común de PSOE, Ciudadanos y Podemos. Cómo será la cosa de estos tres partidos de los Candidatos de la Camisa Blanca que cuando Rajoy fue la otra noche Ancá Bertín verían que apareció en mangas de camisa blanca: disfrazado de Sánchez, de Rivera o de Iglesias. En la indumentaria sí que le metieron los llamados «partidos emergentes» una goleada que ni al jerezano en el futbolín.

¿Será por echar? Hasta hemos echado a Jesús y a María de los adornos navideños y del sentido cristiano de la Navidad. Y los próximos que están al caer son los Reyes Magos. Un amigo me manda un WhatsApp de voz que le ha enviado su jefe y que les transcribo, porque es un símbolo bien claro de lo negro que viene por ahí para muchos valores y principios: «No te vas a creer lo que me ha pasado hoy, de lo que me he enterado. En el colegio de mi niña no van a venir los Reyes Magos, porque por lo visto los moretes se han quejado y dicen que no pueden hacer la figura religiosa de los Reyes Magos. Estoy indignado, y mira que no llevo a mi niña a Religión, pero estoy indignado. Así que ya sabes, dile a tu amigo Burgos que haga un articulito para que publique esto. ¡Qué vergüenza! Si quiere tu amigo, le digo el nombre del colegio. Pero, vamos, ocurre en todos los colegios de Andalucía. Van a quitar también la Semana Santa, para que lo sepáis, adiós, un abrazo».

No, indignado padre: adiós a Rajoy en La Moncloa es lo que quieren decirle, como ya medio se lo han dicho a Jesús en la Navidad. En cuanto a echar a los Reyes Magos, me extraña tela. Y eso que vienen de Oriente, de donde la Alianza de Civilizaciones, y que uno, encima, es negro. Más políticamente correctos no pueden ser los hombres. Pero, nada, les ha ganado Papá Noel, porque no sale ni de extra en los Evangelios. La cuestión es echar todo lo que huela a derecha y a cristianismo, en el eterno dar la vuelta a la tortilla. Como si estuviéramos en mangas de blanca camisa en la cocina de Bertín.

Ver los comentarios