La Defensa, prioridad política

Los planes que desvela la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal , en la entrevista que hoy publica ABC conforman un salto cualitativo y cuantitativo en la modernización de las Fuerzas Armadas españolas. Después de una década de freno a la inversión, el Gobierno emprenderá desde este mes de enero un plan a quince años vista de aumento del gasto en Defensa. Este propósito está en línea con el acuerdo alcanzado en 2014 por la OTAN en la cumbre de Gales, por el que los Estados miembros deberían llegar a una inversión en gasto militar del 2 por ciento del presupuesto en el plazo de diez años. Además, las exigencias de Trump a sus socios europeos para que aporten más dinero a la política de seguridad colectiva han hecho más evidente la necesidad de dar este paso inversor.

Una parte de los medios de las Fuerzas Armadas están obsoletos y deben ser renovados para que España esté en condiciones de mantener su presencia activa en misiones internacionales. En este sentido, Cospedal subraya la importancia de la misión en Malí, cuyo mando será asumido por el Ejército español con carácter inmediato. Pero no sólo es Malí donde España ha cuajado un gran prestigio por la cualificación de sus tropas. También en Líbano, Irak y el resto de despliegues en el extranjero merecen el elogio generalizado de los socios de España. Sin embargo, seguir asumiendo esta responsabilidad a la altura exige medios humanos y materiales, con los que el Estado no puede ser cicatero. La capacidad para influir políticamente en el exterior también depende del nivel de esfuerzo militar que cada país esté dispuesto a realizar. Gracias a estos compromisos, la relación con Estados Unidos continúa siendo excelente , como afirma la ministra de Defensa, sin que la presidencia de Donald Trump haya alterado el nivel de confianza y colaboración entre ambos países.

En la Pascua Militar que hoy se celebra nadie olvidará problemas internos, como el de la crisis separatista en Cataluña, con motivo de los cuales ha podido verse cuestionado por un sector minoritario el papel de las Fuerzas Armadas en la defensa de la unidad de España y el orden constitucional. Cospedal no elude el problema y reitera la disposición del Ejército a cumplir con sus obligaciones constitucionales. Frente a los viejos e injustos estereotipos de unas Fuerzas Armadas con impulsos intervencionistas, Cospedal se enorgullece de que el desafío catalanista no haya provocado una sola reacción indebida en el Ejército, del que afirma, no sin motivos, que es la institución que mejor se adaptó a la transición y a los valores democráticos. Por situación geoestratégica, proyección internacional, compromiso con sus aliados y peso económico e histórico, España debe contar con unas Fuerzas Armadas bien financiadas y modernizadas .