José María Carrascal

Culto a los muertos

Carme Chacón se ha ido antes de que acabase esa batalla fratricida. Tal vez no quiso verlo. Descanse en paz

José María Carrascal
Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hay que volver al maestro Camba. "Para que se alabe a alguien en España, tiene que morirse", escribió el maestro en una de sus frases como latigazos, para ilustrarnos luego en nuestro cambio de actitud hacia una persona viva, sobre todo si tiene éxito, a la que se le niega el pan y la sal, y una muerta, para la que sólo hay reverencias y ditirambos. ¿A qué se debe, al culto a los muertos, tan antiguo como la humanidad, o a que vemos en cada semejante un enemigo potencial que deja de serlo cuando muere? Prefiero no contestar. En cualquier caso, lo estamos comprobando con Carme Chacón. La un día estrella socialista, primera ministra de Defensa española y potencial primera presidenta de Gobierno, se eclipsó de la noche a la mañana cuando perdió la carrera por la Secretaría General del partido frente a Rubalcaba, aunque sólo fuera por un puñado de votos.

Como si hubiese desaparecido, lo que ocurrió en los titulares, o se hubiese marchado a otro país, lo que en parte fue cierto, pues encontró en Miami un campo abierto a sus inquietudes políticas, aunque fueran sólo en el terreno teórico, ya que en el práctico no participó en la batalla campal desencadenada a continuación ni nadie pensó en ella como posible candidata en las siguientes elecciones. Pero ha bastado que muera para que se desencadene un huracán de elogios y parabienes.

Se reconoce su tesón, su firmeza, su disciplina, su capacidad de trabajo, su afán de aprender, su lealtad con los suyos y su deferencia con los demás, aunque lo que más se recuerda y echa de menos es el papel que pudo haber interpretado como engarce entre Cataluña y España, que hubiera tenido que empezar por el del PSOE y el PSC. "¡Ay, si estuviera aquí!", es el lamento que más se oye. Pero ha estado hasta ayer como quien dice, y nadie pensó en ella. La política española se hace en pretérito de subjuntivo, si estuviera, si hubiese, si quisiéramos, que nada arreglan pero sirven de disculpa. Porque la realidad es que si Carme Chacón estuviera aún viva, no cambiaría nada. El problema es su partido. El PSOE está dividido en dos mitades, la radical y la moderada, que mantienen un pulso sobre la cuestión de fondo: España. ¿Acepta la Transición o vuelve a la República? Pues de eso se trata. Es verdad que el mundo ha cambiado desde entonces, y con él, España. Una España ya en Europa, entre las naciones desarrolladas. Pero está visto que los españoles no hemos cambiado, al menos, buena parte de los socialistas, que se disponen a medir sus fuerzas con una gestora que intenta rearmarse ideológicamente, no para ir a la revolución total, sino a la revolución tecnológica, globalizadora que exige el nuevo siglo, con desafíos muy distintos a los dos anteriores. Carme Chacón se ha ido antes de que acabase esa batalla fratricida. Tal vez no quiso verlo. Descanse en paz.

Ver los comentarios