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Patriotismo sin complejos

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Comencemos a ser sensatos de una vez, cerremos definitivamente un ciclo y abramos otro, porque el curso de la historia sigue y España tiene que reescribir su Historia. Sigamos siendo pacientes y no perdamos la calma, porque fruto de esa paciencia surge la luz y deja ver la verdad, en los términos apostillados por Sócrates. Encumbremos la Ley en lo más alto, porque nuestro bienestar, el de todos reside en ella. Los ciudadanos y los que gobiernan deben esforzarse por obedecer las leyes. De tal modo que los políticos son ante todo los servidores de las leyes. Platón lo repetía hasta la saciedad. Los consideraba como guardianes de la ley. Sin Ley no hay Estado. Aristóteles lo asocia a comunidad de ciudadanos en un determinado régimen político, de tal modo que cuando este se altera y se hace diferente, hemos de pensar que el Estado deja de ser el mismo.

La antigua Grecia y sus prohombres en la actualidad de la política española. Éste último concluía que debe ser soberano el pueblo, sobre la base de la soberanía de la Ley, ya que a diferencia de los hombres, la Ley es imparcial y no está sujeta a pasiones. En las antípodas de esto, todos los «sandalios» de la CUP y muchos de los del «Junts por el 3%». Visto y leído casi todo lo publicado, creo que lo del 3% es casi retórico, porque la cifra parece que es mucho mayor, en cuyo caso pido perdón por faltar a la verdad.

Hoy es día de la Hispanidad. Fecha asociada a la llegada de los primeros españoles a América. También es la fiesta nacional de España, en los términos contemplados en la Ley 18/1987. La fecha elegida, el 12 de octubre, simboliza la efemérides histórica en la que España, a punto de concluir un proceso de construcción del Estado a partir de nuestra pluralidad cultural y política, y la integración de los reinos de España en una misma monarquía, inicia un período de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos. Hoy es el día de la exaltación de la nación española. Hoy celebramos que la comunidad política y de destino que se creó a finales del siglo XV, sobre la base de la Monarquía Hispánica, se dotó de una Constitución en 1978, refrendada por la mayoría de los españoles, el 88% de votos afirmativos que representaban el 59% del censo, fundamentada en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles. Pues bien, los sandalios de la CUP y los que ahora dependen de semejantes tipejos, para constituir un gobierno que lleve definitivamente a Cataluña al abismo de las tinieblas de la «caverna» de Platón, exigen subvertir el orden constitucional, incumplir las leyes y exigir que los ayuntamientos gobernados por ellos, dejen de hacer frente a sus obligaciones fiscales para con el Estado. Eso se llama incitación al golpe de Estado. Maquinaciones insidiosas para provocar un conflicto. Y muchas más cosas. Su solución es política sobre la base del cumplimiento de la Ley. El Estado debe contar con mecanismos legales suficientes para corregir lo que está sucediendo en Cataluña y por supuesto ponerlos en práctica.

Para que Madrid no cope las celebraciones institucionales, hubiera sido deseable que Barcelona como segunda ciudad española en importancia, acogiera hoy la parada militar y pasearan por el Paseo de Gracia la Legión, incluida su cabra, surcaran sus cielos la Patrulla Águila y en su Puerto quedase atracado el portaaviones Juan Carlos I, para deleite de los niños catalanes. A muchos, quizás un 52% se le pondrían los pelos como escarpias. ¿Por qué el 48% supedita entonces la mayoría?

Como español que soy quiero gritar ¡Viva España! y por mucho tiempo.

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