CINE AMBIENTAL

Alex Galán: «El lobo no debe existir por encima del pastor, ni el pastor a costa de acabar con la naturaleza»

Hoy se estrena 'Salvajes' en Madrid, la nueva película del realizador asturiano que profundiza en el conflicto hombre-lobo

Salvajes se ha alzado con el Premio del Público y Mención Especial del Jurado en el FICMEC 2022, el Festival Wanda Films

Charo Barroso

Hoy se estrena 'Salvajes' en Madrid, la nueva película del realizador asturiano Álex Galán, interesado por la etnografía y su relación con la naturaleza. Un western rural que profundiza en el conflicto hombre-lobo y en el que aflora un modelo de 'autogobierno' que se mantiene en las montañas del norte: gentes que viven a su manera, al margen del sistema, con la única pretensión de ser escuchados, ni siquiera comprendidos y que ya no necesitan ni que se les dé la razón.

Álex no tiene pelos en la lengua y se declara un «proteccionista muy peculiar». Técnico de medioambiente afincado en Cangas de Onís ha trabajado los últimos años rodando 'cine de realidad' en contacto con comunidades indígenas, y ello le ha hecho entender al ser humano como cualquier otro animal que está vinculado a la naturaleza. «Después de grabar y convivir con indígenas mongoles, cazadores siberianos o pastores de Kazajstán, entiendo cada vez más el conservacionismo, pero hablo de conservacionismo desde un punto de vista que implica necesariamente que el ser humano pueda seguir desarrollándose en la naturaleza de una forma tradicional» . «Hablo de proteger al leopardo de la nieves —prosigue—, pero también al pastor trashumante nómada; hemos de comprender que en España tiene que existir el lobo, porque es una especie necesaria para la naturaleza, y tiene que estar ahí, porque sí, pero el modo de vida de esos 'indígenas' que viven en la Península Ibérica no puede ni debe desaparecer. El lobo no tiene que existir por encima del pastor, de igual modo que el pastor no debe existir a costa de acabar con la naturaleza».

Hoy viernes se estrena en Madrid, en los cines Golem, su nueva película, 'Salvajes. El Cuento del Lobo', de Wanda Films, la productora de José Luis Morales , distinguido con el primer Rayo Verde, galardón creado por la Academia de Cine y Greenpeace para reconocer a profesionales del cine español por su compromiso con los valores medioambientales y sociales.

En el norte de España un grupo de ganaderos se declara en rebeldía y opta por el autogobierno. La película muestra a un ritmo frenético la España más 'western' a través de una historia cruda en la que la moral y el daño dependen de quien sea el sherif. A caballo entre la ficción y la realidad, explora el conflicto social entre el hombre y el lobo, que en los últimos meses ha derivado en legislaciones nacional y autonómica contrapuestas y en agrias tensiones políticas y sociales, evidenciando la enorme brecha entre lo rural y lo urbano y el desconocimiento con el que opinan sobre el campo aquéllos que ignoran cómo se lucha por la supervivencia en la España Vacía y en el mundo rural.

Galán trabajando en su casa de Cangas de Onís (Asturias) Wanda Films

Al margen de la Ley

«Aludimos al autogobierno que todavía que se mantiene en la montaña, ese tejido de gentes que viven a su manera, al margen del sistema. No necesitan que nadie les dé la razón; sólo necesitan que se les escuche. Ese habitante rural que se sitúa fuera de la ley, y que lo hace obligado por la falta de regulación, o por no ser escuchado por las administraciones. Ese es nuestro foco» , explica Galán en conversación con ABC Natural. Reconoce que están disfrutando muchísimo de algo que no esperaban al estrenar la película, en lugares como Salamanca, Lugo, Gijón o Ponferrada: ver a la gente de las zonas rurales «acudir al cine en masa», o guardar antes al ganado para llegar a tiempo al estreno. La sala se convierte, espontáneamente, en un lugar de encuentro y de acercamiento de posturas enfrentadas y enquistadas . Se juntan pastores y ganaderos con conservacionistas, con técnicos, con ciudadanos de a pie, y surge entonces el diálogo, y las zonas de acuerdo, aunque luego prevalezca el conflicto.

Álex es tan claro y directo como cercano y rotundo: «Si hay que controlar a los lobos, pues se controlan, y no hay ningún problema. No podemos exigir a los habitantes del mundo rural más de lo que es justo que den». Explica que si en las ciudades gestionamos la naturaleza, controlando por ejemplo las gaviotas si deterioran los edificios o apartando a los jabalíes que bajan a la ciudad, «cuando un poblador del mundo rural siente que el lobo le hace daño es lógico que pida ayuda». El realizador recomienda a las administraciones que se busque una manera de «compensar de verdad» los daños que sufre el mundo rural: «Cuando al pastor el lobo le mata una oveja, le mata un animal con el que convive y, sobre todo, le mata una raza, un linaje que ha cuidado y por el que ha luchado, sufrido y dejado el pellejo… Cuando se le indemniza por la muerte de una oveja, no se tiene en cuenta, por ejemplo, que otras tres abortaron por el susto; otras dos dejaron de dar leche por el ataque» . Y se pregunta a sí mismo por qué cuando un habitante rural siente que necesita ayuda para gestionar algo se le dice «¡No, tú te tienes que joder!» No podemos pretender que en el mundo rural no se controle lo salvaje cuando en las ciudades hemos eliminado lo salvaje», opina Galán, quien asegura que los pastores son muy conscientes de que tener biodiversidad en la montaña es valioso para ellos mismos : «Donde existen poblaciones humanas asentadas en lo rural es donde existe más biodiversidad».

No se puede matar lobos por matar

«Es imposible aplicar» una de las medidas que este cineasta, a la sazón experto ambiental, cree imprescindible [controlar la especie en base a un censo real de poblaciones y ubicaciones de lobo], «porque no existen censos reales de lobo; y tampoco se puede matar por matar porque corremos el riesgo de desestabilizar la manada y enfrentarnos a un problema aún mayor». No existe censo real oficial desde hace años por lo que, ¿70 lobos son muchos o pocos?, se pregunta: «Pues depende; si hay 80, 70 son muchos, sin hay miles, 70 son muy pocos. Pero el conflicto no hay que focalizarlo en los ataques del lobo, el problema real es que el campo sufre unos precios de compra indignantes; y si a ello el pastor suma que se levanta cualquier mañana y el lobo le mató su oveja favorita, pues la mecha ya está prendida».

«Estas gentes se sienten abandonadas por un sistema que va en un solo sentido y que no mira a esas forma de vida tradicionales que, paradójicamente, son las que más mantienen la naturaleza» . Así concluye Álex la lección de realidad que en apenas quince minutos de charla es capaz de ofrecer quien sabe bien lo que dice, que lo piensa primero y lo luego lo expresa, y que muestra (y novela) en su nueva cinta una realidad tal cual, con toda crudeza y con toda verdad. El ser humano ha vivido milenios en armonía con la naturaleza, pero también en conflicto con ella. Hay que ver este film, por supuesto, reflexionar y sentarse, primero a escuchar; y luego a dialogar.

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