Por su condición de destino turístico, pero también por la enorme importancia de la pesca en la economía, España necesita cuidar sus aguas
Por su condición de destino turístico, pero también por la enorme importancia de la pesca en la economía, España necesita cuidar sus aguas - ABC
CONSERVACIÓN

Los mares españoles, a examen

La sobreexplotación o la pérdida de diversidad son algunos de los principales retos que hay que solucionar en las aguas que bañan nuestro país

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Ahora que llega el momento de acercarse a las estupendas playas de las que dispone España, merece la pena plantearse en qué estado están los mares que las bañan. Por su condición de destino turístico, pero también por la enorme importancia de la pesca en la economía, España necesita cuidar sus aguas. Es un reto además complicado, dado el enclave estratégico de nuestro país, rodeado por una parte del Mediterráneo y por la otra del océano Atlántico, que aunque mucho más abajo, incluye también a las Islas Canarias.

Recientemente, la Agencia Europa del Medio Ambiente (EEA por sus siglas en inglés) publicó un informe de más de 200 páginas sobre el estado de los mares en Europa en el que se destacaban las principales amenazas para la salud de los ecosistemas marinos, como la sobreexplotación pesquera, los vertidos o la degradación de algunos hábitats.

Mediterráneo: solo un 30% de las pesquerías están evaluadas

José Luis García Varas, responsable del programa marino de WWF/España coincide con el informe en que, entre las principales amenazas que tienen nuestros mares, está la sobreexplotación pesquera, sobre todo en el Mediterráneo, «donde el 90% de las pesquerías evaluadas están fuera de los límites de explotación, pero teniendo en cuenta que sólo un 30% están evaluadas, hay un gran desconocimiento sobre el estado real», dice a ABC Natural. «El Atlántico está mejor porque ha habido una recuperación, pero el gran reto está en seguir avanzando en una gestión sostenible de las pesquerías. La nueva política pesquera común parece que va en el buen camino, pero todavía queda mucho por hacer».

En cuanto a las noticias positivas están la creación de comités de ecogestión, como en el caso de la pesquería de Cataluña, pequeña en volumen pero que está dando buenos resultados, así como otras pesquerías que están consiguiendo certificaciones pesqueras -como la NSC- que avalan su sostenibilidad, por ejemplo, la anchoa y el bonito en el Cantábrico o las pesquerías de bivalvos en Galicia.

Acometer medidas para tener unos mares limpios, sanos y productivos

Fuentes del Ministerio de Medio Ambiente (Magrama) cuentan a este periódico que entre los principales retos para los mares españoles están «por una parte, poner en marcha de manera efectiva los instrumentos de protección del mar de los que nos hemos dotado en los últimos años». Entre los programas que se están diseñando en el ministerio están el del seguimiento del estado del medio marino o el establecimiento de programas de medidas «para lograr el Buen Estado Ambiental de nuestros mares; en estos programas se recogerán las actuaciones que es necesario acometer para asegurar que los mares españoles estén limpios, sanos y sean productivos», dicen estas fuentes. Estas medidas se deben poner en marcha a partir de 2016.

Para que la gestión de los mares sea efectiva, debe haber una continua colaboración internacional. De hecho, la protección del medio marino surgió en primer lugar como iniciativa entre varios países, de la que surgieron varios convenios como el MARPOL (firmado en 1978 para prevenir la polución de los buques) o el Convenio de Londres, también centrado en la prevención de la contaminación, y otros centrados en mares regionales.

España es parte de dos de estos convenios, el de Barcelona para la protección del Mediterráneo, y el convenio OSPAR para la protección del Atlántico Nordeste. «En los últimos años, por ejemplo, se ha trabajado intensamente en establecer programas conjuntos para el seguimiento del estado del medio marino, y se han aprobado planes regionales para luchar contra las basuras marinas», dicen desde el Magrama.

Praderas submarinas

Uno de los principales problemas que el informe de la EEA sitúa en territorio marítimo español es el declive de especies de plantas marinas como la Posidonia o la Cymodoea, que forman praderas bajo el agua donde viven multitud de especies. «Este declive está relacionado con varias cosas, por ejemplo los desarrollos industriales e infraestructuras en la costa», dice García Varas. Las praderas de Posidonia son un ecosistema endémico del Mediterráneo, la Cymodoea tiene una extensión mayor, también abarca el Atlántico y está, por ejemplo, en Galicia.

No tenemos un mapa que nos indique la localización de las praderas submarinas

«Aunque es una especie prioritaria, protegida por la UE a través de la Directiva de Hábitat y una parte importante está dentro de la Red Natura 2000, todavía existen praderas de Posidonia, algunas hasta con 300 años de antigüedad, que no están protegidas», dice el experto de WWF, que achaca su declive al desarrollo que ha habido en los últimos 20 años en cuanto a puertos deportivos. «Evidentemente no existe un plan de conservación específico, tampoco tenemos un mapa que nos indique la localización de estas praderas, sólo sabemos que se dan entre los dos y los 50 metros de profundidad, que es donde llega la luz del sol, pero sí sabemos que hay multitud de impactos, que se han ido degradando a lo largo de la costa, ya que en algunos tramos podemos tener un puerto cada diez kilómetros».

Especies foráneas

García Varas también menciona que, aunque es algo que se está estudiando en el momento, el cambio climático también puede haber afectado a estas especies, especialmente en aguas poco profundas, al haber facilitado la introducción de especies subtropicales. También está ocurriendo, aunque por causas humanas, con las algas Caulerpa racemosa y Caulerpa taxifolia, especie que se escapó de un experimento realizado por el Museo Oceanográfico de Mónaco en 1980 y se ha expandido por el Mediterráneo con rapidez.

Desde el Ministerio de Medio Ambiente apuntan que en los programas de seguimiento de las estrategias marinas «se incluye el de las praderas de fanerógamas marinas, para comprobar periódicamente su estado de conservación». Además, estas fuentes apuntan que se están elaborando los planes de gestión de los Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) mediterráneos, la mayoría de ellos con presencia de estas praderas. «Además, en los programas de medidas de las estrategias marinas se incluirán medidas específicas sobre estos hábitats, con directrices específicas para que las actividades humanas no produzcan impacto sobre ellos», señalan estas fuentes.

Actualmente el 8% del territorio marino español está protegido

En cuanto a las noticias positivas para los mares que bañan nuestra geografía, la principal es el aumento de las áreas marinas que cuentan con algún tipo de protección. Actualmente el 8% del territorio marino español está protegido, lo que acerca a nuestro país al objetivo del 10% suscrito en el Protocolo de Nagoya, que comenzó a aplicarse el año pasado. ¿Pero es suficiente con el 10% o existe margen para aumentar las áreas donde la biodiversidad puede estar a salvo? «El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente seguirá con el trabajo de identificar áreas de interés para la protección del mar hasta alcanzar al menos el 10% de superficie protegida», comentan desde el ministerio, «los mares españoles cuentan con zonas de alto valor ecológico, algunas aún muy desconocidas. En este sentido, es imprescindible colaborar con el sector científico para desarrollar campañas específicas de investigación para identificar áreas susceptibles de ser incluidas en la Red de Áreas Marinas Protegidas de España».

Gestión de zonas protegidas

Pero no sólo es necesario aumentar estas áreas, sino asegurar que su gestión es efectiva. En este sentido, el informe europeo señala que ha habido un avance notable en cuanto a la planificación, pero que es necesario dar un paso más en la gestión de esas zonas, por ejemplo en cuanto a vigilancia, seguimiento científico, implicación de la población cercana o colaboración con los sectores y usuarios de los espacios.

Por su parte, desde WWF, García Varas cree que «hay dos aspectos en esta parte de protección, y desde las organizaciones ecologistas hemos aplaudido este incremento de protección en la parte marina, desde donde veníamos de tener el 0,8% y ahora estamos en un 8%, el incremento es sustancial pero consideramos que no es suficiente».

Como el informe, el experto cree que ahora la clave está en asegurar una gestión adecuada de estas áreas protegidas mediante la integración de todos los actores interesados y centrándose en la conservación de los hábitats. «La mayor parte de estas nuevas áreas se han incluido como LIC gracias a un proyecto de financiación europea llamado Indemares, que acabó el año pasado y en el que estábamos participando, pero desde luego que hay margen y España tiene que completar el listado de espacios que tiene que incluir en esta red», dice García Varas, e incluye lugares como el entorno de Capbreton en el País Vasco, las montañas submarinas de Alborán o las Baleares, lugares de gran riqueza ecológica que aún no han sido incluidos.

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