Súper deportivo americanoConocemos todos los secretos del Ford GT: diseño, ingeniería e innovación al unísono

El nuevo Ford GT es fruto de una exhaustiva síntesis entre diseño e ingeniería. Un súper deportivo hecho de carbono, con motor central de gasolina 3.5 V6 EcoBoost doblemente sobrealimentado y más de 600 CV. Suma, además, tracción trasera y cambio automático de doble embrague —de siete marchas—. Sin duda, dará qué hablar como rival de los Ferrari, Lamborghini y Porsche más excelsos.

Su producción, que arrancará a finales de año, será muy limitada, aunque se estima que alguna unidad podría recalar en España a partir de 2017, a un precio que, eso sí, rondaría los 400.000 euros. Además, y como detallamos al final de este reportaje, este año, y en versión de competición, el coche devolverá a Ford a la prestigiosa cita de Le Mans —en clase LM GTE Pro—, donde el genuino Ford GT40 se alzó con todos los laureles hace ahora medio siglo.

ABC Motor ha podido conocer de primera mano el taller, y nunca mejor descrito, donde los responsables de semejante 'máquina' han desarrollado y alumbrado uno de los modelos más avanzados de su tipo en el actual panorama automovilístico.

Se trata de una secreta instalación en las entrañas del Product Development Center (o PDC) de Ford en Dearborn, Michigan (EE.UU.) Un estudio exclusivamente dedicado al Ford GT, perfectamente iluminado con luz artificial y jalonado por «mil» bocetos, ideado para alumbrar soluciones innovadoras que permitiesen nuevos estándares en cuanto a rendimiento. Cuenta, sin ir más lejos, con su propio centro de fresado para fabricar piezas a medida.

Libre de las limitaciones que, quizá, implican lugares de trabajo equiparables, este espacio altamente especializado carece de ventanas o aledaños que supongan la menor distracción: la idea no era otra que centrar a los responsables del GT en el enfoque y desarrollo de un coche que, de entrada, tenía que mostrar una aerodinámica sin concesiones.

De hecho, cada pieza del GT se ajusta a este propósito. El resultado es una síntesis casi perfecta de diseño e ingeniería o, si se prefiere, de estética supeditada a la funcionalidad que imponen las máximas prestaciones, sobre todo aerodinámicas.

«Cada miembro del equipo que desarrolló el nuevo Ford GT era consciente de que apuntaba a la máxima expresión de un súper deportivo sin precedentes», indica Raj Nair, vicepresidente de Desarrollo de Producto en Ford.

El equipo que ha permitido alumbrar el Ford GT está compuesto por un grupo de diseñadores altamente cualificado, pero de

notable diversidad en términos de edad y experiencia: desde veteranos de la industria a jóvenes recién salidos de la universidad. Una interesante mezcla que, apuntan, ha derivado en ideas nuevas y frescas, pero también en soluciones factibles y funcionales, y además desde el arranque del proyecto.

De hecho, no tardaron en determinar tres temas de formas similares proyectados en maquetas a escala —véase galería de imágenes sobre estas líneas y la fotografía inferior—, con una visión clara y común en lo relativo a la gestion del flujo de aire en torno al vehículo, siempre con signos visuales entroncados con los diseños de los Ford GT precedentes.

El siguiente paso fue desarrollar maquetas a escala real fabricadas en espuma rígida en vez de en arcilla, lo que, según parece, permitió una rápida evaluación y múltiples interaciones para perfeccionar el vehículo en el túnel de viento.

Durante 14 meses, el nuevo Ford GT fue tallado priorizando el rigor aerodinámico. «Nuestro reto estético fue mantener la esencia del GT40 original, pero creando un súper deportivo propio del siglo XXI», añade Moray Callum, vicepresidente de Dieseño de Ford. «Tecnología y soluciones contemporáneas —explica— con un diseño que homenajea al original, aún sin llegar a lo retro».

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La inspiración de cara al desarrollo del habitáculo entronca, según sus responsables, con los viajes espaciales. En este sentido, eficiencia y rendimiento fueron primordiales en la definición de un entorno biplaza realmente ajustado en cuanto a dimensiones.

Sin ir más lejos, la escasisima altura del techo obligó a integrar los asientos en la estructura de carbono del monocasco —el resto del coche es de esta misma sólida fibra, salvo los subchasis, que son de aluminio—. Es decir, sus báquets son fijos, y solo volante y pedalier pueden ajustarse al tamaño y requisitos del conductor.

En el desarrollo de temas interiores, el equipo identificó tres áreas clave: distribución de volúmenes, ergonomía en la interfaz hombre-máquina y refinamiento en los detalles.

Callum lo tiene claro: «El nuevo Ford GT no es solo estilo o un diseño más o menos llamativo, sino que ha sido dibujado en estrecha colaboración con el departamento de ingeniería, supeditándose en todo momento a sus más rigurosos requisitos. En realidad no solo expresa el máximo rendimiento, sino que lo entrega».