Prueba

CX-5: la joya de Mazda, más tecnológico y confortable

El renovado SUV combina refinamiento y buenas prestaciones

Unai Mezcua

Pocos modelos hay que signifiquen tanto para una marca como el CX-5 para Mazda. A nivel mundial supone un 25% de sus ventas, un porcentaje que se incrementa al 40% en España. Por ello, los de Hiroshima han hecho un especial esfuerzo en remozarlo manteniendo las claves de su éxito pasado, que son su buena calidad general y la sensación de disfrute y placer al volante. Dos características que el nuevo CX-5 mantiene y mejora, sin que por ello se resienta su precio,que parte, con descuentos, de 24.100 euros.

Tras una prueba en profundidad, resulta evidente el trabajo realizado en el chasis y la suspensión. El confort en la marcha es notable incluso en carreteras reviradas o desgastadas, por las que el vehículo se mueve con aplomo, algo a lo que ha contribuido también su pequeño crecimiento en anchura, de 10 milímetros. Además, destaca el buen aislamiento de su habitáculo, si bien es cierto que el motor que hemos probado,el 2.2 diésel de 150CV, resultaba algo rumoroso en condiciones de mayor exigencia.

Mazda ofrece dos versiones de esta mecánica, una de ellas de 175CV. No obstante, el rendimiento de su hermana pequeña resultaría suficiente a la mayoría de conductores, ya que es capaz de mover al vehículo de forma solvente y divertida. Y lo hace con un consumo realmente contenido para un vehículo de su tamaño, de 8,3 litros a los 100 kilómetros, según el ordenador de abordo.

Completan la paleta de motores dos propulsores de inyección directa de gasolina 2.0 l. Skyactiv-G y 2.5 l. Skyactiv-G1+, aunque nuestra prueba se ha circunscrito al mencionado 2.2 diésel, acompañado de un cambio manual de seis velocidades muy directo y agradable, al estilo de Mazda. Este septiembre llegará una nueva versión con tracción total llegará a España este mes de septiembre, acompañada de la mecánica 2.5 Skyactiv-G de 194CV y cambio automático.

En el interior, destaca la buena calidad de todos los materiales en las tres versiones de equipamiento -Origin, Evolution y Zenith-, que resultan gratos al tacto y a la vista. Especialmente reseñable es la pantalla, ahora alargada al estilo de BMW y con una calidad de imagen realmente buena, así como la respuesta del botón HMI de Mazda, que permite al conductor interactuar con el sistema de infoentretenimiento.

El nuevo CX-5 también mejora el HUD Display situado sobre el volante, que ahora incluye las señales de la via gracias a un nuevo sistema de reconocimiento. Además, incorpora ajuste eléctrico de los asientos. En el apartado de ayudas a la conducción, se ha implementado un sistema de asistencia que evita el cambio involuntario del carril mediante la corrección de la dirección, de forma muy sutil, y avisos sonoros.

Estéticamente, los cambios se han concentrado sobre todo en el frontal, asemejando al CX-5 a su hermano pequeño, el CX-3, pero dotándolo a la vez de más presencia, gracias a una enorme parrilla frontal que se retrae al caer hacia el suelo y en la que destaca un logo de Mazda de gran tamaño.

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