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La implantación del «e-call» disparará la conectividad

Para la DGT la conectividad es una oportunidad y no utilizará los datos para «perseguir» a los conductores

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Hablar hoy en día del vehículo conectado es pensar inmediatamente en Google y sus pruebas con el «vehículo autónomo». Aunque es una realidad, y el coche está circulando sin conductor en fase de pruebas, es la parte final de un proceso que ya ha comenzado y que de hecho está más presente en nuestro día a día de lo que inicialmente cabría pensar.

Elementos como los radares de proximidad, que frenan nuestro coche si detectan una posible colisión con el vehículo que nos precede, detectores de somnolencia, que chequean nuestras constantes vitales y nos alertan si contemplan la posibilidad de que nos quedemos dormidos al volante, son tan reales como los sistemas ABS o los navegadores GPS, con unas siglas que hace unos años sonaban costaba interpretar pero que hoy en día ya se sabe más o menos para qué sirven.

El coche conectado del presente y del futuro, sus posibilidades, beneficios y peligros, han sido objeto de debate en el Foro ABC del Motor celebrado este miércoles en el Museo ABC, moderado por José Ramón Alonso, subdirector de ABC, patrocinado por Bosch y con la colaboración de Kaspersky Lab, y en el que un grupo de expertos han avanzado los pasos que va a seguir el sector hasta llegar a ese soñado «vehículo autónomo» con el que se conseguirá una mayor seguridad en los viajes, una optimización de los consumos y reducción de emisiones, y una mayor comodidad que nos permitirá incluso «echarnos una siesta mientras regresamos del trabajo a casa».

Según José Manuel Prieto Barrio, subdirector de Calidad y Seguridad del Ministerio de Industria, el «e-call», que obligatoriamente tendrá que estar instalado en los vehículos nuevos que salgan a partir de 2018 «va a suponer un antes y un después» en la conectividad, porque «a través de la tarjeta SIM y la geolocalización se va a abrir la puerta al desarrollo de numerosas aplicaciones».

También para Ricardo Olalla, director de Mobility Solitions para el Grupo Bosch en España «que el vehículo salga equipado con esa conectividad básica es una oportunidad enorme para añadir servicios y contenidos, tanto para el usuario como para la seguridad».

Desde el punto de vista económico y medioambiental, el coche conectado va a permitir entre otros factores elegir las mejores rutas o evitar los atascos, con lo que se lograrán mejores consumos y reducción del tiempo en ruta, o lo que es lo mismo, un tráfico más eficiente. Es algo que ya es una realidad, porque cualquier empresa de transportes ya dispone de un sistema de gestión de flotas que es capaz de saber dónde está cada uno de sus vehículos y calcular la ruta más rápida y eficiente.

En la práctica ya se está cambiando la experiencia de uso de los vehículos y, según Javier Clarke, jefe de innovación de IAB «el coche va a pasar a ser un dispositivo más, que usamos todos los días y de manera rutinaria». Pero para Clarke esto entraña un peligro, el de la posibilidad de que nuestro coche sea «hackeado» y el de la privacidad de los datos que se puedan obtener a través de esa conectividad.

En este sentido, Jaime Moreno, subdirector de Gestión de Movilidad de la DGT ha señalado que desde la administración no existe la intención de utilizar los datos con espíritu sancionador, porque además en la actualidad ya hay métodos suficientes para saber, por ejemplo, a qué velocidad va un vehículo».

Pero la conectividad no es solo «que un coche se conecte a una red o a un base de datos». Es también la comunicación que puedan establecer entre sí los vehículos que circulan por una misma vía. Según José Luís Olazagoitia, coordinador de Ingeniería del Automóvil de la Universidad de Nebrija, «todavía no se está utilizando realmente. Por eso se producen atascos, porque cada uno conduce a su manera y esa no es manera óptima de que una ciudad funcione». La conectividad vehículo a vehículo es incipiente, pero ya existen aplicaciones que de manera real nos dicen cual es la situación del tráfico y nos dan rutas alternativas.

Es más, en un vehículo de tipo medio ya tenemos la posibilidad de conectar vía Bluetooth nuestro teléfono móvil y a través de él acceder a las aplicaciones que tengamos instaladas. Ahora el reto es desarrollar la conectividad individual del vehículo, y según vayamos conectando vehículo e infraestructura se conseguirá una movilidad más sostenible.

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