El consumo medio real del Discovery Sport analizado ronda los 9 l/100 km en conducción habitual
El consumo medio real del Discovery Sport analizado ronda los 9 l/100 km en conducción habitual

Discovery Sport, un Evoque a lo grande

Conjuga como pocos la versatilidad para uso cotidiano con una notable aptitud campo a través. Este moderno Land Rover es, de paso, amplio, muy capaz —hasta siete plazas—, está bien hecho y aún mejor presentado. Ofrece un andar solvente con 190 CV y una conducción placentera con caja automática. Un precio contundente y un gasto no tan favorable como el anunciado, entre sus mayores inconvenientes

eduardo cano
Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La denominación Discovery es ya un clásico en el catálogo Land Rover. Ahora, sin embargo, va más allá al ofrecer en su última entrega, conocida como Discovery Sport, un producto menos rudo, bastante más moderno —cuenta, por ejemplo, con toda la tecnología de seguridad habitual en el segmento Premium—, refinado y grato de usar sobre asfalto. Sin embargo, mantiene virtudes para afrontar una conduccion offroad exigente, como hemos constantado durante nuestra prueba.

Sobresale por diseño. Y es que el nuevo Land Rover Discovery Sport ya no es cuadrado y aparatoso como el Discovery de antes. Al contrario, es más bajito y fluido, más SUV. Tanto que, en realidad, parece, y mucho, el exitoso Range Rover Evoque

, como se aprecia accediendo a esta galería de imágenes, en el carrusel de fotografías sobre estas líneas o en el vídeo adjunto. Sin embargo, y sin que sus medidas se vayan por mucho, ofrece un interior más espacioso que el del Evoque, apto, llegado el caso, para siete pasajeros, gracias a una terera fila esamotable en el maletero, con dos butacas independientes válidas para niños.

Hablando del maletero, accesible mediante un portón motorizado, es soberbio. También la terminación, por donde se mire, aún a costa de un diseño interior algo sencillo y sin entrar a valorar algún que otro 'grillito' que, sobre todo en firme irregular, liberaba nuestra unidad de pruebas, el tope de gama 2.2 D SD4 HSE Luxury.

Por cierto, éste cuenta con una buena dotación de serie: tapizado de piel, climatizador dual, cuatro elevalunas, llantas de aluminio, volante multifunción... Pero ojo, desde el techo solar a la navegación, o el excelente sistema de audio Meridian Premium se pagan aparte. Lo mismo que la alarma, las lunas traseras sobretintadas o la interesante —por lo voluminoso del coche— cámara de marcha atrás.

Bien sentados

Al volante se viaja «de cine», con una estudiada posición, mandos —de tacto suave y preciso— accesibles y una visibilidad óptima. Acompaña una sonoridad bien amortiguada que completa de maravilla tan sibarita entorno.

También en marcha despliega una pisada de calidad: las suyas no son maneras de turismo, pero no quedan lejos. Es firme pero confortable, teniendo en cuenta su peso y envergadura. De paso, en ciudad se lleva con facilidad gracias a partir de una dirección cómoda pero suficientemente directa y precisa.

Otro acierto del coche es su arquitectura de tracción total. Todos los Discovery Sport, que para hacerse a la idea milita a medio camino entre los Audi Q5 y Q7, aportan Efficient Driveline de tracción a las cuatro ruedas con mando Terrain Response y 4 modos de conducción, según el tipo de marcha que practiquemos y, sobre todo, el firme que vayamos a superar –barro, nieve, arena, hierba...—

Por último, el propulsor. En plena transición hacia la nueva generación diésel 2.0 Ingenium, ya presente en los Evoque y Jaguar XE —de éste ampliaremos información en unos días a través de una prueba a fondo en esta sección—, analizamos el bloque diésel turbo 2.2 D SD4 de 190 CV asociado al cambio automático ZF de 9 marchas. Con modo S más deportivo y reactivo moviliza al Discovery Sport con destreza. Es más, la solvencia de prestaciones invita a considerar una tara inferior: ni a plena carga se siente remolón, en parte por el buen hacer de una transmisión de primera cortita que emula una reductora en campo. Y el eficaz kick down —pisar a fondo el acelerador para reducir velocidades— le hace ganar reprís con rapidez.

Por lo que toca al gasto, es consecuente —y hasta comedido por el hacer de la caja automática— contemplando su peso y potencial: de 6 a 9 l/100 km de media real según el ritmo que imprimamos, lo llenos que viajemos —por cierto, puede remolcar hasta 2,5 toneladas— o la densidad del tráfico en el que circulemos.

Ver los comentarios