El Insignia de 5 puertas presume de coeficiente aerodinámico: Cx de solo 0,25.
El Insignia de 5 puertas presume de coeficiente aerodinámico: Cx de solo 0,25.

Opel Insignia 2.0 CDTi 140 ecoFLEX 5p Selective, cumplidor

Puesto al dia a finales del año pasado, el Insignia sigue siendo una apuesta segura en el segmento D (berlinas medias). Su actualización trajo consigo una interesante mecánica diésel 2.0 CDTI de 140 CV, 367 euros más cara que otra muy similar de 120 CV de prestaciones no lejanas, pero lógicamente inferiores.

e. cano
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La puesta al día que Opel acometió sobre el Insignia a finales de 2013 trajo consigo un conjunto de cambios llamados a matizar y refrescar rasgos. Así, luce un frontal de líneas perfiladas a base de un capó más bajo y ligeramente más ancho, detalles cromados junto a los proyectores de niebla y una remozada parrilla, más grande. Rematan la vista nuevos faros que pueden ser los excelentes bixenón AFL Plus (1.045 euros en el nivel Selective analizado) y llantas redibujadas, sin olvidar modificacones en la zaga, que ahora exhibe pilotos diferentes y transmite un aspecto más ancho y aplomado. El detalle de todo ello se puede apreciar accediendo a esta galería de imágenes.

De puertas hacia dentro el Insignia, no tan habitable como su exterior invitaría a imaginar, exhibe una notable reducción del número de controles para operar las funciones del coche.

La instrumentación es clara y precisa (puede ser de distintos tipos, incluso digital configurable sobre una pantalla de 8 pulgadas por 250 euros), y hay un nuevo infotaiment IntelliLink a gestionar mediante botones, comandos de voz o un Touchpad HMI por detrás del cambio (véase vídeo sobre estas líneas).

También es táctil la nueva pantalla de 8 pulgadas que preside el salpicadero para gestionar el teléfono, la radio y la música, el navegador (opcional por unos 1.100 euros)... Incluso lo es la climatización de doble ambiente, con displays similares a los de los teléfonos móviles.

Nuevo diésel

La reforma de la gama Insignia permitió al germano estrenar un diésel 2.0 CDTI de 4 cilindros turbo en variantes de 120 y 140 CV que solo emiten 99 g/km, a partir de un promedio estandarizado en 3,7 l/100 km (el de 140 CV probado, 6 l/100 km reales en conducción cotidiana con uno o dos ocupantes a bordo). Entregan 320 y 370 Nm, respectivamente, y aunque el segundo supera en prestaciones al primero, sobre todo cuando viaja cargado, las diferencias no son ni mucho menos abismales.

No tiene el refinamiento de mecánicas similares, por ejemplo de un Honda Accord o un Volkswgen Passat, sobre todo a bajas vueltas y con el motor frío, aunque luego, a velocidad constante, como viajando, no suena en exceso ni molesta.

Tampoco es un coche particularmente rápido, ni siquiera por reprís, penalizado por un elevado peso de 1.613 kg y un desarrollo final muy alargado en su cambio manual de seis relaciones (quinta de 52,9 km/h y sexta de 64,9 km/h). Al menos el guiado del selector es preciso, aunque no rápido y sí un tanto pesado.

Lo mismo pasa con la dirección, aparatosa para mover el coche en parado. No obstante, ha de vérselas con neumáticos 225/55 R17 y con la citada tara. Ya en marcha no presenta pegas y sí obediencia a las indicaciones del conductor. Eso sí, es un coche confortable, quizá no el que más sobre firmes «rotos», pero sí cumplidor en términos generales y bien aplomado en curvas y virajes. Por 866 euros puede añadir suspensión variable FlexRide que, sin embargo, no recomendamos porque apenas si varía la dinámica.

Sencillez

El Insignia frena bien (aunque sería preferible un tacto de pedal menos «esponjoso», con un pequeño recorrido inicial que engaña y obliga a coger el aire) y se conduce con facilidad. Mención aparte merece su estándar de seguridad. Y es que puede contar con sistemas de ayuda a la conducción como programador de velocidad activo, aviso de obstáculos en ángulos ciegos, de proximidad excesiva al vehículo precedentey de cambio de carril no deseado, o el citado alumbrado opcional AFL Plus, con haz variable según el giro de volante, cambio automático de cortas a largas y reconocimiento de señales de tráfico.

En suma, un modelo resolutivo, por cierto habitual entre los coches de empresa. Puede que no desate pasiones, si bien su estética es de las que suelen llamar la atención por la acusada caída coupé del techo (condiciona el acceso a las plazas traseras y la habitabilidad de ese espacio). Tampoco su motor es el más fino, aunque sí uno de los más austeros, ni el tacto del vehículo en su conjunto el más cautivador. Pero es cómodo, puede equiparse a placer y goza de un maletero que, aunque poco profundo, en la versión analizada de cinco puertas es tan accesible como capaz.

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