Los agujeros negros de Cristina Cifuentes

Sin mayoría absoluta

Cristina Cifuentes pronuncia este mediodía su discurso de investidura ante un pleno de la Asamblea donde, por primera vez en veinte años, el PP ya no cuenta con la mayoría absoluta. El acuerdo alcanzado con Ciudadanos (17 escaños) le permitirá ser nombrada mañana nueva presidenta de la Comunidad, pero no le asegura nada más en una legislatura que se perfila cuesta arriba para los populares, acostumbrados al rodillo de sus holgadas mayorías en la Cámara. Cifuentes, consciente de los muchos retos que se le vienen encima, se presenta con talante conciliador -«gobernar es pactar», defiende-.

Pero la oposición, incluido Ciudadanos, promete una auditoría al mílimetro de la gestión del PP y cuyas líneas maestras quedarán fijadas hoy. Sobre la mesa de Cifuentes figuran ya varios temas pantanosos, que deberá sortear con la ayuda de su equipo de Gobierno, que presenta este viernes.

Comedores escolares, contra el reloj

Fue una de sus banderas durante la campaña electoral. Cifuentes acentuó su perfil social enmendando la plana a Ignacio González y anunciando que se abrirían colegios con el lema repetido de que «ningún niño madrileño pase hambre». Pero, literalmente, el verano se le ha echado encima y, a la espera de que tome posesión en la Comunidad, los ayuntamientos se le han adelantado anunciando programas para atender a los menores en riesgo de exclusión. El ayuntamiento de la capital, Alcorcón, Fuenlabrada, Móstoles, Getafe y Aranjuez ya han puesto en marcha medidas sociales. La Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos Francisco Giner de los Ríos registró ayer una iniciativa legislativa popular (ILP) en la Cámara y criticó que el PP no haya «hecho su trabajo», y Cifuentes no haya logrado que González dejara todo a punto.

Telemadrid, controvertido cambio de ley

Por primera vez desde 1995 , el PP perderá el control de la radio televisión pública madrileña y la mayoría del Consejo de Administración quedará en manos de las fuerzas de izquierda, PSOE y Podemos. Sin embargo, como adelantó ABC este fin de semana, Cifuentes planea modificar la ley que regula Telemadrid para que la designación, tanto del director general como de sus nueve consejeros, sea por mayoría cualificada de la Cámara. En concreto, tres quintos de los diputados, que obligarán a una negociación esforzada, no sólo con Ciudadanos, sino con el PSOE. «Se debe respetar la traslación aritmética de la Asamblea para elegir al nuevo Consejo. Es lo más democrático. Cambiar las reglas en medio de la partida es muy poco regenerador», observa Jacinto Morano, diputado de Podemos.

Alcaldes en la Cámara; dedicación exclusiva, aún no

Figura en el decálogo de exigencias de Ciudadanos para dar el «sí»a Cifuentes, aunque el cambio de ley sobre el régimen de incompatibilidades de los diputados será explorado para aplicarse a partir de la próxima legislatura. Y ella misma lo dijo antes de arrancar la campaña:«No quiero alcaldes en mi lista». Pero al final, hay un manojo de regidores que alternarán sus funciones municipales con su puesto en la Cámara, como David Pérez (Alcorcón), Pedro Rollán (Torrejón de Ardoz), Ignacio García de Vinuesa (Alcobendas) y Antonio González Terol (Boadilla del Monte). De momento, se mantendrán en el escaño:«No hay decisión inmediata», aseguró ayer uno de los alcaldes. La presidenta de la Asamblea, la exregidora de Pozuelo de Alarcón Paloma Adrados, sí ha tenido que renunciar.

Senadores autonómicos, negociación a la vista

Otra de las primeras negociaciones que deberá abordar la nueva Asamblea es el reparto en la designación de los nuevos senadores por designación autonómica. Está en el aire cuántos correponderá a cada grupo y, sobre todo, si el PP cederá puestos como ya hizo con Ciudadanos en el reparto de los puestos de la Mesa de la Cámara. Podemos quiere una división equilibrada, con dos puestos cada uno. El PSOE ya ha reservado las dos plazas a Mercedes Gallizo y José Cepeda.

Recorte del mandato de los consejeros

Cifuentes ha tenido que ceder ante Ciudadanos la limitación de su mandato a ocho años como máximo y, lo que ha sido más difícil de aceptar para el PP, que esta condición se amplíe a los consejeros del Gobierno autonómico. Además, también ha cedido ante el compromiso por escrito de que se blindará la sanidad pública y se paralizarán las externalizaciones de servicios. Cifuentes lo defendía, pero no lo llegó a incluir en su programa electoral, como recalcan en el equipo de Ignacio Aguado.

Ballarín, el señalado

Antes de constituirse si quiera el grupo parlamentario, Cifuentes ha vivido su primera gran crisis interna, tras conocer, por ABC, que su diputado y amigo Álvaro Ballarín le ocultó que se presentó a las elecciones imputado. El exconcejal de Moncloa-Aravaca se negó a dejar su acta y Cifuentes tuvo que apagar el primer incendio cerrando filas, aunque en el PP le han puesto una equis. «Va solo. No se habla con casi nadie», señalan desde la tercera planta del edificio de grupos.

La Ciudad de la Justicia

Es la gran «patata caliente» que les deja el Ejecutivo saliente de Ignacio González, tal y como reconocen los diputados actuales del PP. Cifuentes deberá ahora decidir si firma o no la adjudicación del proyecto millonario a la UTE Acciona-OHL, ganadores del concurso público. Sólo falta que el nuevo Consejo estampe su rúbrica. La oposición cuestiona los términos de la licencia otorgada.

La sombra de la Púnica

La sombra de la corrupción es el gran talón de Aquiles del PP de Madrid. La dimisión de los consejeros Salvador Victoria y Lucía Figar allanó el camino para el pacto con Ciudadanos, pero Cifuentes no está a salvo de que la operación judicial por la trama Púnica pueda salpicar a otros miembros de su grupo en la Asamblea o más alcaldes de su partido. Su compromiso es que, si alguien resulta imputado, debe dejar automáticamente su acta de diputado regional. Una herencia envenenada.