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Antonio, 24 días en huelga de hambre, «Este ayuntamiento me quiere quitar hasta la vida»

Arruinado y embargado «injustamente», ha sido citado por Carmena el 30 de octubre. Comerá un plátano con miel para resistir

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Es su último cartucho y está dispuesto a morir. Lo mínimo, poner su vida en serio peligro. Antonio Pérez Quijano, 63 años y padre de tres hijas, cumple hoy 24 días de huelga de hambre delante del Palacio de Cibeles, sede del Ayuntamiento de Madrid. Un cartel que enseña con tristeza lo dice todo: «Este Ayuntamiento me quitó la gestión de mis bienes, me arruinó y ahora me quita todo, incluso la vida». La alcaldesa, Manuela Carmena, le ha citado para el próximo 30 de octubre. ¿Y hasta entonces, cómo responderá su salud?, le preguntamos. «Tomaré un plátano diario con miel. El ayuno, no lo dejo».

Antonio es una víctima más de la mala gestión y planificación urbanística del polígono de Los Berrocales, próximo al Ensanche de Vallecas.

Él apostó ahí para el futuro de su familia. Compró una finca para abrir una gasolinera lindando con la enctonces Nacional III, la carretera de Madrid-Valencia. Aquel desarrollo urbanístico fue un despropósito. Su parcela se vio inmersa en el plan de Los Berrocales. Hasta ahí, más o menos bien. Sin embargo, ese planeamiento fue cambiando hasta judicializarse. El enredo todavía continúa y, dentro de él, se encuentra Antonio. Porque aunque hayan pasado los años y el proyecto sea hoy un erial vallado, ni la Junta de Compensación ni el Ayuntamiento perdonan.

«Me han embargado _dice_ mi finca, un piso, otra vivienda donde vive mi familia. Hay más deuda, que se la cobrarán de mi pensión. He tenido ya un infarto. Lo que pido es justicia. Que se revise mi caso y se paralice el embargo. Manuela Carmena se pone al lado de los débiles, los desahuciados y de los que son víctimas de algún atropello. Yo soy de esos. Y aquí me tiene desde hace 23 días».

Con la voz entrecortada y una preocupante debilidad, Antonio nos dice: «No me fío de la alcaldesa. Y que me perdone. Empecé la huelga de hambre el 2 de julio y la paré a los ocho días porque Carmena me prometió que había asignado a una persona de su confianza a seguir mi caso. Todo sigue igual. Por eso, reinicié el ayuno».

Antonio se pasa las 24 horas del día en la calle Montalbán. De día, con sus carteles de protesta junto a los cristales del ascensor para bajar a un parking. Por la noche, baja a su coche, que tiene estacionado en dicho aparcamiento (paga un abono) y allí procura descansar.

«Yo estoy deseando dejar la huelga de hambre, nos decía anoche. «Me empiezo a sentir débil y mi familia está muy preocupada. Tomo líquidos y un sobre de sales minerales. Pero, de verdad, dependo de vosotros, los periodistas. Es como me pueden hacer caso».

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